Capitulaciones del intelecto

Desde el momento en que cogí su libro me caí al suelo rodando de risa. Algún día espero leerlo.

Groucho Marx.

martes, febrero 02, 2010

2010: Odisea en crisis

 Pasó el 2001 y ya estamos en el año 2010. Pero, por desgracia, la ciencia ficción está de capa caída. Es más, a nadie le importa un bledo. No existen ni coches voladores (a duras penas alguno eléctrico y gracias), ni naves espaciales, ni robots autónomos dotados de una buena IA, ni tan siquiera una chusca estación espacial en la luna. Encima Obama ya ha dicho nanay a eso de gastarse el dinero para volver al satélite. No están los tiempos para dispendios.
Así pues, ¿qué ha sucedido con las tan cacareadas odiseas de Arthur C. Clarke? ¿Dónde están el famoso monolito, los extraterrestres, los viajes espaciales...? Ni tan siquiera la URSS ha soportado el paso del tiempo, no hay carrera espacial ni conflicto bélico entre superpotencias. Bueno, al menos mientras el gigante medio dormido de China lo permita. por supuesto. Hoy en día, la gran guerra que mantenemos en el "Primer Mundo" es contra los bancos, se nos bombardea con hipotecas, tasas de paro y aumentos en la edad de las jubilaciones. HAL 2000 trabaja para Hacienda y ya nos ha recortado los famosos 400 euros. El cambio climático nos amenaza a todos y la explosión demográfica ha obligado a la emigración de los más desfavorecidos hacia las zonas industrializadas.
Resumiendo: el Futuro retratado por Clarke y la mayoría de escritores de ciencia ficción ha resultado ser un Fraude. En pleno 2010 estamos más cerca de la sociedad tecnificada y totalitaria expuesta en 1984 de Orwell que en un mundo utópico. No es de extrañar que el Gran Público, harto y desengañado, opte por la Fantasía, refugiándose en el Harry Potter de turno, en vampiros con acné y chorradas varias. La Ciencia, la ciencia ficción especulativa, ha fallado estrepitosamente en sus predicciones. Lo que Iba a Venir no ha venido. El Futuro maravilloso se ha trocado en un Presente miserable.
Ni 2001 ni 2010 son ya odiseas creíbles. La crisis las ha devaluado.