
Tal vez mejor sería escribir sobre la canción de Bob Seger, una de mis favoritas. Tiene ritmo, es rock en estado puro, y confieso que nunca me canso de escucharla. "¡¡Ka... Ka... Ka... Ka... Katmandúú!!" Ya no se hacen canciones así. Las de ahora son diferentes y buenas en su estilo, pero carecen de esa energía arrolladora y transgresora. Siempre tengo la impresión que en la actualidad "transgresión" se ha convertido en sinónimo de mal gusto, de mofarse del vecino de al lado y no de la sociedad que nos da cobijo en una simbiosis parasitaria (toooma concepto para rumiar). Aunque hay excepciones, no generalicemos, todavía quedan artistas con temperamento y compromiso social. Pocos, pero quedan. La diferencia es que son una excepción. Bueno, dejemos de hacer el Abuelo Cebolleta y vayamos al tema del que SÍ trata este post.
Pequeño apunte cultural de cara a recibir subvenciones del Ministerio (¡JA!): Katmandú es la capital del Nepal, lugar donde ahora mismo "suceden cosas". Las cosas son que la gente está hasta los gloriosos del rey Gyanendra y no por el nombrecito precisamente. Que todavía haya quien defienda la "monarquía constitucional" frente a la república escapa a mi comprensión. Por muy "benigna" que sea la primera siempre será un pegote, una imposición unidireccional que se escapa al concepto de democracia, donde en teoría cualquiera puede gobernar y ser destituido.
Lo cierto es que en Nepal ha estallado una especie de revuelta generalizada bajo la consigna de loktrantra, o sea democracia popular. Durante muchos años la comunidad internacional ha hecho oídos sordos y ha ido nutriendo de ayuda armamentística a un sátrapa en su lucha contra la guerrilla maoista. Que estos últimos sólo buscaran el derrocamiento del tirano y la instauración de una nueva Asamblea Constituyente en el parlamento no fue óbice y se cerraron los ojos a las matanzas de civiles que practicaba el reyezuelo de turno. O sea que tenemos a un grupo guerrillero maoista luchando por la democracia y a un "soberano de jerarquía religiosa" masacrando a todo bicho que se le opusiera. Y por supuesto, a los "demócratas del Mundo Libre" apoyando al segundo. ¡Bravo, bravo! De nada sirve ahora reconocer que sin dicha ayuda todo Nepal hubiera sufrido mucho menos.
Apunte a considerar: Nepal ha sido una de las cunas del budismo y del hinduismo. ¿Por qué será que siempre acabamos dándonos de bruces con las religiones? Y es que cuando éstas se unen a la política (algo que sucede casi siempre, su esencia es controlar también este mundo) acaba por surgir un cóctel explosivo. Resulta que es fashion apoyar a una monarquía en contra de una guerrilla comunista... aunque la primera sea sanguinaria y la segunda busque restablecer los derechos democráticos de un pueblo. ¿Pueden las palabras ser tan potentes que mediaticen nuestras acciones? ¿Y si en lugar de llamarse maoistas a los guerrilleros se les hubiera denominado demócrata cristianos, o grupo popular por decir algo? El Frente Nacional Para la Misa Dominical sin duda habría tenido más defensores en Occidente.
Conclusión: Hoy por hoy, para triunfar, incluso en las guerrillas hay que vigilar la marca. Yo, si algún día me lío la manta a la cabeza y monto un comando de liberación-de-lo-que-sea, ya sé qué nombre ponerle: Fundación Lacoste Para la Defensa del Cocodrilo en las Camisetas. ¡A ver quién es el guapo que se opone!
7 comentarios:
La verdad, no sé cómo hemos podido vivir sin este blog. Ayyyyyyyyyyyyyy!!
Yo de coña, que sólo me he complicado la vida. ;-D
Malooooooooo. (Lo voy a recomendar más por ahí, ale. Aunque ahora que caigo... no sé yo si te lo mereces :-P)
¿Desde cuándo la gente tiene lo que se merece? ¡Uff! Me ha salido la vena filosófica.
Pues yo, salvo plaquetas y algún detallito más sin importancia, tengo o empiezo a tener lo que me merezco. Así queeeeeeeeeeee... :-P
Ej que tú te mereces mucho, pillina. ;-D ¡Que lo disfrutes!
GRACIAAAAAAAS. ;-)
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