Capitulaciones del intelecto

Desde el momento en que cogí su libro me caí al suelo rodando de risa. Algún día espero leerlo.

Groucho Marx.

domingo, abril 19, 2015

Chic@s... ¡al Salón!

Otro año más ha tenido lugar el gran acontecimiento. La 33ª edición del Salón del Cómic de Barcelona se clausura hoy domingo 19 de abril. Han sido cuatro días intensos, los números así lo indican. Al acto han acudido 165 expositores, ocupando los 36.000 m2 del recinto de Montjuïc (Palacio 2, planta baja y superior) dentro de la Fira de Barcelona. Como siempre, un gran éxito de público que ha respondido entusiasta a esta cita anual. No creo que tengan problemas en romper el récord de asistencia del año pasado, cifrado en más de 100.000 visitantes.

   Pero dejemos aparte las interesantes charlas, conferencias y firmas de autores, las cuales te obligan a seguir una agenda fija, con días y horas inamovibles, si es que deseamos presenciar ciertos actos. Es inevitable, muchos son los aficionados que asisten dos o tres días en su afán por oír, tocar u obtener la firma de algún autor favorito. Este año no ha sido mi caso, pues sólo acudí el viernes. Por una vez me he limitado a saborear de las exposiciones y comprar algún ejemplar de cómic sin sentir la presión de acudir a firmas o conferencias. La única charla a la que asistí fue a la que dio el gran David Salzberg, asesor científico de la serie de TV "The big bang theory". Muy interesante, como era de esperar, y lleno completo, por supuesto.

   Este año el lugar me ha parecido muy amplio, lo cual es un acierto. Se podía recorrer el enorme palacio sin sentir ninguna sensación de agobio. No sé si el sábado y el domingo, días de mayor afluencia, estará más congestionado, pero creo que la amplitud del espacio juega a favor del Salón y hace la visita más agradable.

   La planta baja acoge a los expositores principales, así como a los puestos de librerías, tanto de cómic nuevo como de segunda mano. Los laterales se abren con paradas que recuerdan el célebre mercado dominical de Sant Antoni. Allí uno puede curiosear y buscar ese tomo en concreto que le falta para tener completa la colección de su serie favorita. Hay muchas probabilidades de encontrarlo, desde luego. Como que luego lo encuentre en otra parada un poco más lejos... y más barato. Así es la vida.

   En el centro del recinto, como no, están los stands más grandes, los de los pesos pesados. Allí uno puede ver a la sempiterna Ediciones B (este año más sobria que de costumbre) con su ejemplar estrella: "El Tesorero", de Mortadelo y Filemón. Tampoco pueden faltar los clásicos Capitán Trueno, etc. etc.

   Más allá empieza el festival DC. Este año homenajean a su personaje "malvado" de Jocker, pero a mí en particular no me dice nada. Prefiero destacar las ediciones de lujo que han hecho de Lobo de Alan Grant y Keith Giffen. También conviene señalar la línea Vértigo, con nuevas ediciones de Predicador o Y, el Último Hombre. 

   Panini sigue en su línea de mostrar productos, dedicar firmas de autores y dejar que las tiendas vendan el producto. No obstante, yo lo hice, si alguien les pide algún número, también venden...

   Sorpresa mayúscula para el menda al toparme con un stand enorme de... El Corte Inglés. ¡Vaya! Si éstos también acuden a la llamada, señal de que el Salón del Cómic ha alcanzado estatus de éxito. No me quejo, en especial porque, entre otras lindezas, pude descubrir el tercer tomo recopilatorio de The Boys de Garth Ennis, ahí es nada.

   Otro stand imprescindible, cómo no, el de Norma Cómics. Allí adquirí el último ejemplar de Blacksad, que me faltaba desde el año pasado. No, no me compré el tomo con todos sus números, pues sólo me faltaba el último. Hasta para ser friki soy raro, pues prefiero leer los números sueltos que tenerlos en un solo tomo. Además, no sé por qué, pero cada vez que Díaz Canales y Guarnido sacan un número nuevo, de inmediato sale una compilación con "todo" Blacksad... Esperaremos pues.

   Bueno, no me alargo. También tienen parada los del FNAC y Planeta, estos últimos casi dedicados por completo al manga tras perder los sellos de Marvel y DC. Su último (o penúltimo) invento ha sido sacar Jaco el Patrullero Galáctico, una especie de precuela o crossover de Dragon Ball. No sé, no me parece ni mucho menos lo mejor del gran Akira Toriyama.
 
   No puedo dejar de mencionar otras paradas, no tan ostentosas pero igualmente interesantes. En especial otra clásica: Dolmen con su rutilante estrella Cels Piñol, amén de los libros sobre zombies de Carlos Sisí y otros, desde luego. Y La Cúpula, claro... También Gigamesh, aprovechando el tirón de Juego de Tronos presenta un espectacular libro de ilustraciones de Canción de Hielo y Fuego de Corominas. Una maravilla.

   Pero no sólo de editoriales y librerías vive el aficionado. También hay un montón de exposiciones que conviene señalar. En primer lugar la de The Spirit, del gran Will Eisner. O las clásicas de mis admirados ninotaires Vázquez (Anacleto, agente secreto), el Perich, con su humor siempre actual por el que no pasa el tiempo, los grandes Cifré padre y Cifré hijo... Imprescindible.

   Luego, en la planta superior, entramos en el mundo de las utopías y distopías: Juez Dredd, Dani Futuro, Roco Vargas, Flash Gordon, Conan, Los 4 Fantásticos... Me dejo muchos, pero es que la lista sería interminable. Tal vez por eso en el extremo opuesto habían colocado la TARDIS del Doctor Who para que pudiéramos tener más tiempo...

   Tampoco podemos obviar las figuras y modelos de Star Wars, así como las copias usadas en películas como El laberinto del fauno. Y claro, no podían faltar, los vídeojuegos. La estrella es The Legend of Zelda, pero los aficionados podían jugar con la nueva consola Wii U. Incluso hay unas figuras de Nintendo para jugar, pasándolas por la consola para que ésta lea las instrucciones. Me cuentan que una de estas figuras, si la pasas por el lector de tarjetas del metro de Moscú, te deja viajar gratis. Al parecer no es un efecto intencionado, responde a la lectura del sistema moscovita... Me da ganas de ir a Rusia y comprobarlo (si me pagan el viaje, desde luego).

Pero no todo es Nintendo. También estaba Playstation, aunque de forma más modesta, permitiendo que se probaran sus juegos y consolas. Y aparte del típico supermontaje de Star Wars, con su C3PO interactivo, había un gran stand con escenas de la nueva película de Los Vengadores, La Era de Ulltrón...

   No sigo más, que hasta a mí se me están poniendo los dientes largos con el recuerdo. Me da ganas de volver ahora mismo... Y ello pese a que cada vez el merchandising come más espacio al propio sector de los cómics.

   Porque también existe un lado negativo, según mi punto de vista. Cada vez los cómics tienen menor peso específico en el salón. Con lentitud pero con firmeza, año tras año se van viendo desplazados por figuras, maquetas, pósters, camisetas, tazas, colgantes, anillos... Hasta las innumerables películas o las series de televisión, los propios vídeojuegos arrinconan la lectura de imágenes. Es posible acudir al Salón del Cómic y no comprar, no leer, ni mirar, un solo cómic.

   No sé si eso es bueno o malo. Son cosas de futuro.