Capitulaciones del intelecto

Desde el momento en que cogí su libro me caí al suelo rodando de risa. Algún día espero leerlo.

Groucho Marx.

miércoles, octubre 28, 2009

Como una novela



Parece mentira, pero la cosa ya está en marcha. "Democracia cibernética" se está distribuyendo entre los suscriptores de Espiral y también ha llegado a las librerías  especializadas. De hecho, ya me han llegado las primeras reacciones a la novela, y  por fortuna no he tenido que usar el pasaporte... todavía. Claro que aún es pronto.

Pero vayamos con los comentarios que algunos lectores han tenido la amabilidad de hacerme llegar. Una vez censuradas las frases soeces, los insultos y las amenazas... todavía se puede sacar algo en limpio, ¿qué te parece? El primer sorprendido soy yo, desde luego.

No voy a revelar nada importante de la trama, para eso hay que leer la obra. Ya sé que semejante medida puede parecer cruel, pero no deseo que mi editor se declare en quiebra, bastante ha sufrido ya en la maquetación de la novela. Así que si alguien desea contribuir a una buena causa, tan sólo tiene que comprar mi libro y el dinero servirá en parte para tapar un agujero enorme y tal vez contribuir a que la familia de un buen hombre, editor por más señas, pueda comer caliente otro día. Seamos generosos ahora que se acerca Navidad...

Bien, ante todo se me ha comentado que tal vez podría haber desarrollado más el prólogo, donde explico la guerra de las corporaciones, así como la creación de los cyborgs. Es algo que menciono de forma bastante somera al principio, tan sólo para situar la historia en un momento determinado y sin ahondar en las raíces del conflicto. Cierto que tuve en mente semejante posibilidad, pero al final desistí de ello porque daba pie a realizar toda una nueva novela. Y es que el tema de la lucha mundial, con la llegada de la Nueva Era, da mucho de sí. Hay tanto material que sin duda sirve para una futura obra independiente, tal vez una precuela ahora que esa palabreja está tan de moda. Pero que nadie se asuste, de momento tan sólo es una idea.

En cambio, sí existe una especie de segunda parte, o secuela. Los más avispados, y los más masoquistas que hayan aguantado la lectura hasta el final, se habrán fijado que acabo la obra con un "Fín del Primer Ciclo". Ello es debido a que existe un "Segundo Ciclo" ya escrito... pero todavía sin corregir. ¡Horror, pavor y terror! Se trata de una obra titulada "Unidades de carbono" y que sitúa la acción unos veinte años más tarde de los hechos acaecidos en "Democracia cibernética". Aunque esta obra concluye sin fisuras, es cierto que deja las puertas abiertas para saber qué sucede con esa sociedad tecnificada que he creado. La solución está en "Unidades de carbono", donde doy otra vuelta de tuerca a la historia, con un final tanto o más sorprendente que el anterior.

Pero claro, ahora hace falta algún editor tan osado que se preste a publicarlo. Lo tengo claro...

Como se acostumbra a decir, seguiremos informando. Que os sea leve.

martes, octubre 20, 2009

El hijo de la Luna y el comandante Tom


 Resulta sorprendente, pero hoy en día a nadie le suena el nombre de Zowie Bowie. Lo mismo puede ser el título de un videojuego nuevo, o un trabalenguas anglosajón para críos, o quizás el nuevo superhéroe de Marvel/Disney, producto de la picadura de un Mickey Mouse radiactivo. Pues no señor, se trata del genuino patronímico con el que el genial David Bowie tuvo la ocurrencia de inscribir a su hijo.

Conste que yo soy gran admirador de tan ilustre cantante y compositor, pero... ¡Menudo nombrecito se sacó del magín! En su defensa tan sólo puedo aventurar que se trataba de su etapa psicodélica y que todavía se hallaba perdido como el comandante Tom de su  archifamoso primer gran éxito. No me extraña lo más mínimo que un todavía jovencísimo Zowie decidiera cambiarse el nombre, trasmutándose en Duncan Jones.

Y hete aquí lo que son las cosas. Duncan Jones es un nombre más bien corriente, sin excesivo glamour. Pues ya suena, y con gran fuerza. Pasando olímpicamente de los deseos de su padre, el amigo Duncan se desentendió de sus clases musicales y se lanzó a la dirección. Tras estudiar en la Escuela de Cine y trabajar en spots con los hermanos Scott (Ridley y Tony), por fin ha dirigido una película de ciencia ficción titulada Moon, la cual está triunfando en todos los festivales donde se presenta.

Se trata de una gran película, sin duda. Como de las que se hacían antes, vamos. Con ecos de 2001, Alien o Naves misteriosas por citar algunas referencias, Moon nos devuelve otra vez ese sentido especulativo que yo creía perdido en la pantalla. Los efectos especiales, unos 450, sólo sirven como soporte de la historia, además no hay batallitas y el guión es inteligente, te hace pensar. Y por si fuera poco, la interpretación de Sam Rockwell es fabulosa. O sea, una maravilla.

Resumiendo, que se puede ser Hijo de Famoso y a la vez culto e inteligente, incluso genial. Tal vez porque en esta ocasión se es hijo de la Luna y del comandante Tom. Ahí es nada.

¡Que aprenda Paris Hilton!

martes, octubre 06, 2009

Los sábados, también al sol


Ya estamos de vuelta en casa tras nuestro corto periplo por tierras vascas. Hemos pasado unos días fabulosos en Bilbao, donde acompañados por el calor de un sol de justicia volvimos a disfrutar de tan hermosa ciudad y de su entrañable gente. Pero no nos enrrollemos, cual catálogo de viajes de El Corte Inglés, y vayamos al grano.

El sábado 3 de octubre los amigos de la TerBi tuvieron a bien asistir a la presentación que hice de mi novela "Democracia cibernética". El acto tuvo lugar en el Aula de Grados de la Facultad de Económicas de Sarriko. Con eso queda demostrado que los vascos son gente intrépida que no se arredran ante nada ni ante nadie. Soportar con estoicismo mis disertaciones sobre el Quid de la Cosa sin duda tiene su mérito. Ante una nutrida asistencia de aficionados intenté explicar de forma prolija de qué va el argumento de la historia. Y cual fue mi sorpresa cuando nadie huyó despavorido, aguantando hasta el final de la charla.

Claro que yo jugaba con ventaja. Antes, el amigo Angel Rodríguez había realizado una brillante disertación sobre la novela popular española, metiéndose al público en el bolsillo con su riguroso trabajo. Nadie podía prever que después de tan atractiva explicación un servidor se iba a salir por la tangente. Pero es que uno es muy suyo, por lo que me lancé a la brava, improvisando una conferencia capaz de aburrir a las ovejas. Soy así...

Por otra parte las deserciones eran casi imposibles, pues acto seguido Luis Alfonso Gámez nos iba a deleitar con una hábil conferencia sobre la génesis de la ufología, esa presunta pseudociencia para papanatas. Partiendo del film Ultimátum a la Tierra (el genuino, no su birriosa copia moderna), el periodista supo desgranar con habilidad el entramado de falsos mitos que se ha forjado sobre el tema. Una conferencia fascinante que se me hizo muy corta.

Y mientras tanto, el menda iba firmando y dedicando libros a un nutrido grupo de aficionados y entusiastas compradores (?)  Ante semejante maravilla sólo puedo agradecer el gran esfuerzo de mi estimado editor Juanjo Aroz, así como de su encantadora esposa Pilar, quien nos hizo sentir como en casa. Sin duda gran parte del mérito de tan sorprendente suceso estriba en el poder de convocatoria de ambos, así como en la extraordinaria portada que Koldo Campo ha realizado. ¡Si con semejante presentación hasta es posible que alguien se atreva a leer el libro y todo!

Qué más puedo decir del maravilloso recibimiento hacia mi obra y mi persona. Me lo pasé de fábula ante un montón de gente estupenda, tanto en la presentación como en la posterior comida. Malo como soy para recordar nombres, citar a todos para darles las gracias me sería imposible. Por fortuna cuento con la inestimable ayuda de Clara, quien también fue agasajada como una reina, así al menos podremos mencionar a alguno de ellos.

Sin duda Ricardo ha de ser el primero en mi lista de damnificados. Hace años que le conozco y siempre le he visto desarrollar una febril actividad que me ha impresionado. Afable, buena persona y trabajador como pocos, encima el puñetero escribe unos relatos de gran calidad que me entusiasman. Tampoco puedo dejar de mencionar a Lola, quien nunca sé si es más vasca que catalana... o viceversa. Tuvo la delicadeza y paciencia de enseñarnos Bilbao en su coche, porque además de ser simpática conduce muy bien... no como yo.

Una mención especial para Luis (y Charo, me apunta Clara). ¿Qué puedo decir de este hombre, salvo que me ha salvado del aburrimiento en varias Hispacones con su inestimable compañía? Si un día se hiciera una estatua al aficionado del fandom, sin duda habría de tener el rostro de Luis. Es un genuino pura sangre, de veras. Y una gran persona, no hace falta decirlo.

César es un caso aparte. Lo sabe todo, y cuando digo todo quiero decir todo. Hablar con él es ponerse al día, sin necesidad de Internet ni diarios. Incluso tras un largo poteo, cuando ya los zuritos de cerveza se me amontonaban en exceso, yo todavía seguía escuchándole y aprendiendo cosas nuevas. Y es que César es un vendaval, da gusto salir con él.

Bueno, no pararía de mencionar gente. No quiero dejarme en el tintero a Ekaterina, cuyo nombre es incapaz de ser olvidado, al igual que su espíritu marchoso y su pasión por los mojitos. Sólo decirte que tienes razón y lo mismo me meto en eso del Facebook (pues ya tengo más de veinticinco tacos, ya sabes porqué lo digo). Y también un saludo para el otro compañero de poteo, un tío muy majo pero cuyo nombre se me ha olvidado con tanta cerveza. Lo siento de veras, si vienes a Barcelona por lo del Premio UPC lo mismo nos vemos y me lo recuerdas...

Y mencionar también a otros escritores, como el gran Juanjo Sánchez Arreseigor, el no menos grande David Calleja, Juan Moro y su encantadora esposa, Joseba Paulorena y José Ramón Vila... Bueno, y ya puestos todo el listín telefónico de Bilbao.

Y claro, también dar las gracias a mis amigos del alma Juanjo, Maittane y Arrate, con quienes pasamos un domingo inolvidable. A ver cuándo se puede repetir, aunque sea en otra parte.