Que un blog como el mío, bautizado como "Me rindo", sirva de homenaje a un equipo y una afición que jamás se rinden puede parecer una incongruencia. Y tal vez lo sea, no digo que no.
No obstante, los seguidores del Espanyol, al menos un buen número de ellos, somos una raza aparte. En las vitrinas del club no se exhiben muchas copas de las "importantes". Ni falta que hace.
La cantera del Espanyol es tal vez la mejor cantera que existe en España. De sus alevines y de sus filiales está surgiendo una hornada de buenos futbolistas, todos lo reconocen. Sin duda su éxito estriba en que no es más que un club de fútbol... pero tampoco es menos. La pasión por el deporte es una sana pasión. No importa tanto ganar o perder como jugar bien, con dedicación.
La campaña del Espanyol en la UEFA ha sido ejemplar. Ni un solo partido perdido, ni siquiera la final, donde todo se decidió en la tanta de penaltis. Un extraordinario Palop, una maravilla en acción, decantó la balanza hacia el Sevilla. Digno ganador, no lo discuto.
No obstante, el Espanyol ha ganado prestigio. Unos jugadores que se dejan la piel en el campo, una afición que siempre está con ellos, eso es fútbol y lo demás son puñetas. Los trofeos, todos los premios en general, siempre son bonitos. Pero lo importante es el esfuerzo, el disfrute de hacer las cosas bien, con amor propio y sacrificio. Muchas son las copas que se guardan en vitrinas sin, como vulgarmente se dice, "haber sudado la camiseta". Yo, que no soy persona a quien le chiflen los premios, paso de tanta tontería.
Mi equipo es un equipo que juega al fútbol. Puede ganar o perder, pero siempre intenta superarse, hacerlo mejor si cabe. Y eso sí que es un premio en sí mismo.
¡Visca l'Espanyol!
Y para animar la cosa, ahí os dejo con un vídeo marchoso de los Pinker Tones:
¡Hasta pronto!