Capitulaciones del intelecto

Desde el momento en que cogí su libro me caí al suelo rodando de risa. Algún día espero leerlo.

Groucho Marx.

viernes, septiembre 11, 2009

La soledad del escritor

Lo que son las cosas, caramba. Aprovechando mi parón vacacional y a remolque de un comentario dejado en el blog por el estimado Herr Alfonso, docto y viajado como pocos, he vuelto a coger el libro La soledad de Charles Dickens, de Dan Simmons. Quienes posean dicha obra, o al menos la hayan visto en un escaparate (a veces pasa, los escaparatistas modelnos hasta ponen libros con tal de impactar en la clientela), esas personas sabrán el esfuerzo que semejante acto representa, dado el considerable grosor del volumen. Así pues, yo tenía la aviesa intención de desmenuzar tan insigne obra con pelos y señales, pero hete aquí que se me han adelantado...

Otro escritor ilustre, mi admirado Juan Carlos Planells, ha realizado en BOL una soberbia reseña de la obra, sin duda infinitamente mejor y más elaborada que cualquier opinión mía. Ante semejante maestría nada puedo añadir. Comparto plenamente los comentarios del maestro y remito a los interesados a leer su extraordinario juicio de valor. Como siempre, Planells trasciende la simple reseña para ahondar en cuestiones de mayor calado, conviertiendo su escrito en todo un artículo de opinión sobre el Arte de Escribir. Y ahí sí, en las disquisiciones filosóficas un servidor se atreve a opinar, que sobre decir burradas nadie me gana.

Estoy de acuerdo en la afirmación de Planells respecto a que esta obra es "una historia sobre cómo se escribe una novela... un libro para escritores más que para lectores". Ciertamente, sin negar que un lector pueda disfrutar mucho con ella, sin duda un escritor sabrá sacarle todo su jugo. Y es que ser escritor no resulta nada fácil. Palabra.

El ejemplo que para ello tengo más a mano (el libro en cuestión) me sirve para el caso. En la historia se reinterpreta los últimos años de Charles Dickens y también de Wilkie Collins. Dos grandes escritores, dos destinos en cierta medida dispares. Yo soy rarito, no descubro nada nuevo, así que a nadie le extrañará saber que ciertamente en mis parámetros de lectura he admirado más al segundo que al primero. Ya de jovencito me cautivó su novela La piedra lunar, sin duda el primer referente de calidad a esa cosa que luego se llamaría la novela policiaca (o de suspense), uno de mis géneros preferidos. Pero el tiempo sin duda ha tratado mejor a Dickens, mientras la obra de Collins ha caído a un segundo plano, cuando no en un lamentable olvido. Nada extraño, es lo que sucede con el 99 por ciento de los escritores, y tal vez soy optimista.

El título de la novela (La soledad de Charles Dickens) viene como anillo al dedo a mis reflexiones sobre el oficio de escritor. Curioso si tenemos en cuenta que la obra en realidad se titula Drood y que el cambio de título en versión castellana nos retrotrae a cierta moda olvidada, cuando las películas eran censuradas hasta en su nombre. Claro que a veces, como en la presente ocasión, el cambio puede favorecer. Recordemos por ejemplo la emblemática película Con la muerte en los talones, cuyo título original era el insípido North by Northwest. No hay color. Pero no nos desviemos del tema, que trata sobre los escritores y su obra.

El tiempo, ese disolvente universal más potente incluso que el agua, hace que los escritos de gente incluso Muy Famosa vayan desapareciendo de la memoria colectiva con relativa rapidez. Así que no hablemos de los Famosetes y los Desconocidos. Para poner un ejemplo, recuerdo cuando yo era más joven (tampoco hace taaanto, caramba) y alucinaba a amigos y conocidos al "confesar" que escribía ciencia ficción. ¿Ciencia ficción? ¡Ah! Pues yo he leído a Asimov, me decían de forma indefectible y para quedar bien.

Hoy en día casi resulta una proeza encontrar a alguien fuera del fandom que haya leído a Isaac Asimov, muchos ni siquiera saben quién es. El tiempo se lo ha llevado. Fiuuu. Se acabó. De igual modo Orson Scott Card ha pasado a un segundo plano, camino del olvido mientras se defiende guionizando cómics, quién se lo iba a decir cuando escribía sobre Ender. Y con las novelas famosas sucede lo mismo: Neuromante ha pasado de ser obra de culto a casi un chiste entre cuatro entendidos nerd. El propio Dan Simmons en la actualidad es más conocido por su libro El Terror que por el grandioso Hyperion. Así es la vida, y las toneladas de novedades sepultan todo lo anterior. Lo bueno tal vez resiste algo más, pero al final también queda oculto. Entonces sólo queda la esperanza de que hagan una película, aunque ésta también desaparecerá devorada por las contínuas novedades, cada vez más espectaculares.

Resumiendo, que el escritor cada vez está más solo. Ante su ordenador (o su papel en blanco si es de la Vieja Escuela), ante el público lector, cada vez más paupérrimo, y ante la memoria colectiva, cada vez más flaca e infiel, que le olvida casi en el acto. Pero no nos pongamos tristes, pues sarna con gusto no pica.

Queda para otro momento una disertación más profunda sobre la Literatura como Arte. No quiero dar demasiado la tabarra, pues hoy ya me he extendido en demasía. Nos leemos o nos olvidamos, lo que pase primero.

2 comentarios:

Pily B. dijo...

No he leído el libro en cuestión de Simmons, pero estoy totalmente de acuerdo contigo. Es una pena, pero a autores de la talla de Asimov se les olvidará del todo en años venideros (eso sí, a no ser que hagan pelis muy, muy chulis sobre sus relatos o novelas, con tías potentorras, hombres con doble paquete, y un millón de efectos especiales por segundo), pero, en fin, en la mano de los escritores actuales está el no desalentarse y sacar lo que llevan dentro, pase lo que pase y siempre contra marea.

Ánimo, aunque sea a unos pocos y con Alzheimer además, no dejéis de entretenernos y, sobre todo, hacernos pensar.

... Y, hablando de hacernos pensar, usté, señor Escritor 1, no tiene vergüenza. He estado viendo el trailer de Democracia Cibernética y es para matarlo. Con lo c*j*n*d* que es su novela y comete la desfachatez de permitir que en el trailer se incluyan fotos de ese tipo loco que aparece por todas partes desprestigiando un título que, en serio, dará o debería dar que hablar.

En fin... está claro que en Espiral CF tienen sentido del humor, porque al autor del tráiler era para matarlo.

XDDDDDDDD

Besos cibernéticos.

escritor1 dijo...

Gracias, gracias por tus ¿elogios?
Y no sé si en Espiral tienen sentido del humor, que son inocentes de mis paridas.