Como siempre leo con agrado el último escrito de mi tocayo en su blog. Aparte de la sensación de disfrute que su prosa siempre genera en mi ánimo, su Cuento del Erizo Rojo me obliga a reflexionar. Así, al hilo, pienso en otras cosas.
Intento recordar una antigua fàbula, creo que griega, donde más o menos venía a decir que en el mundo existen dos tipos de seres: los zorros y los erizos. Los primeros son aquellos que saben muchas cosas, los que aprenden de todo y de todo sacan provecho. En cambio, los erizos son aquellos que están poseídos por una idea única y superior, así todo lo que aprendan tendrá que acoplarse a semejante idea.
Digamos, para simplificar, que los zorros suelen aprender del entorno y se ajustan a la realidad que les circunda, mientras que los erizos son más simples e incluso niegan todo lo que no coincida con la creencia interna que les domina, intentando imponer su realidad a toda costa. Como en otra fábula, esta vez china, la del junco y el roble. El primero se inclina ante el viento de la tormenta para volver a enderezarse después, en cambio el otro resiste estoico los embates hasta que una fuerza mayor acabe derribándole.
Resulta interesante observar cómo en el cuento de mi tocayo el Emperador de la Irrealidad acaba metamorfoseándose en un erizo. ¿Cuántos Emperadores Irreales existen en nuestro mundo, siempre atrincherados en un cuerpo repleto de púas? Me temo que demasiados. Con su Idea Suprema como única meta insisten contra viento y marea en seguir la senda trazada, sin desviarse ni un ápice del objetivo. Sin importarles los destrozos y las calamidades que su Misión causa a los demás.
Así me entero que ciertas agencias de publicidad ya están experimentando con el cerebro humano. Al parecer, desde hace tiempo, se están realizando pruebas de laboratorio, escaneando los cerebros de voluntarios mediante TAC (tomografía axial computerizada, toma ya) y resonancias magnéticas. ¿Qué buscan estas gentes en el cerebro humano? ¿Tal vez una cura para alguna efermedad? No, tan sólo descubrir ciertas zonas, más concretamente las zonas vulnerables a la publicidad. Y no es broma, por desgracia...
De tiempo atrás se sabe que ciertas zonas de nuestro cerebro son más proclives a "dejarse convencer" que otras. Como todavía no se han podido cartografiar, hete aquí que los publicistas las buscan con ahínco. Los nuevos exploradores y descubridores del siglo XXI han encontrado otros territorios vírgenes donde adentrarse. Ellos no se llamarán Magallanes o Admunsen, me temo que sus apellidos permanecerán en secreto. Su bandera no será la de ningún país, surcarán los océanos de la procelosa ética bajo la insignia de Coca-Cola, McDonalds o Microsoft. Y el terreno que desean conquistar es nuestro libre albedrío.
Me lo tengo que hacer mirar. A partir de ahora, cuando sienta un ansia irrefrenable de comerme una patata frita, beberme un refresco, comprarme un nuevo programa de ordenador o cambiarme de compañía de ADSL, antes de nada contaré hasta diez.
Y buscaré el erizo. Seguro que encontraré alguno, rojo y con muchos pinchos.
9 comentarios:
Me alegro de que mi cuento te haya inspirado :-) La idea, realmente, era ésa: hablar de alguien que está tan convencido de su alta misión y de la superioridad de la misma que es capaz del más alto sacrificio para llevarla a cabo... aunque nadie lo vea.
Hay muchos de ésos entre nosotros :-)
Ains, pues hoy ando poniéndome al día, así que luego leeré al señor Fdez. y ya comento, jiji.
Eso sí, gracias por este post, que no conocía la primera fábula y, efectivamente, hay gente zorra, ¡con perdón! Y gente erizada, jiji.
Y lo de las partes del cerebro, su desarrollo y demás, teniendo en cuenta lo de la publicidad... ¡no lo había oído nunca! Pero, leche, claro, tiene toda la lógica del mundo.
Aun así, y por si es de tu interés y resulta que además tienes ciertas partes muy desarrolladas... ¡de tu cerebro, jolines!, que sepas que el nuevo Windows, el Vista, ya lo venden los Chinorris por 1 euro. JUAAAAAAAAS!!
Ea, que me ha encantado el Joan Antoni Espinete. ;-P
En efecto, tocayo, ésa es TU idea, que expresas muy bien. Lo que pasa es que yo estoy vago y me he limitado a copiarte, jejeje.
Pues cierto también, Pily, hay gente muy erizada y otra muy zorra (sin perdón). Y sí que tengo partes desarrolladas (y según mis detractores no precisamente del cerebro, jejeje).
¿Que los chinos te piden un euro por el Vistaaaa? ¡Pero si yo se lo vendí por cincuenta céntimos!
Eso sí, yo no lo quiero ni regalado. Ocupa mucha memoria y no te deja trabajar con según qué programas (los mejores y más baratos que, oh curiosidad, no son Microsoft) Un monopolio como la copa de un pino... y encima carísimo.
Me he leído el cuento y desde tus comentarios quiero darle la enhorabuena a Madrigal, porque está muy bien y me ha gustado mucho.
Las fábulas no las conocía (normal)aunque como todas tienen mucho de razón. Y sobre el cerebro... ¿En un ambiente totalmente líquido cómo pueden limitar las zonas potencialmente excitables, publicitariamente hablando? Lo digo porque conmigo lo llevan claro..., últimamente tengo los sesos hechos agua.
Estoy de acuerdo contigo, amigo Rafa. Pero, ¿por qué no se lo comentas al propio Madrigal en su blog, ey? Seguro que le emocionas y todo. :-)
No es que me moleste que lo hagas aquí, ya sabes que yo siempre disfruto con cualquier obra que salga de tu juguetona mente... aunque tengas el cerebro licuado.
;-)))
ESPINETEEEE: A mí los chinorris no me piden ná, lo he leído en un piriódicooooo. XDDDDDDDDD
Gracias, Orfideon :-)
Ey Pily, ¿ende cuando lees tú piriódicos, ein? ¿No lo habrás oído comentar al amigo Iker en el Cuarto Milenio ese? ;)
De parte de Orfideon que las que tú te mereces, tocayo...
:-D
Listo, so listo, que lo leo de los piriódicos que la gente deja tiraos en el metro. XDDDDDDDDD
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