Se veía venir, tarde o temprano tenía que pasar. Si la "fiebre digital" que nos invade ya ha convertido en obsoletos los discos de vinilo, igual que ha barrido a las cintas de vídeo y a los CD's, ¿por qué no iba a hacer lo mismo con los libros de papel ? Así, desde hace un tiempo, los e-books han saltado a escena para acaparar el mercado editorial... ¿O tal vez no?
Parece ser que el e-book está encontrando una feroz resistencia, mayor de lo esperado. Según datos oficiales, por cada doscientos libros en papel, sólo se venden unos tres libros digitales. Si a esto añadimos que el volumen de ventas digital es un escuálido 5 % sobre el volumen total, vamos, que no es para tirar cohetes. La venta de e-books parece estancada de forma irremisible, al menos en nuestro país.
Claro que en este estudio no se ha tenido en cuenta la piratería. Un dato a tener presente: los e-readers, esos aparatitos necesarios para leer el formato electrónico, sí que aumentan de forma incesante sus ventas. ¿Para qué los compra entonces la gente, por simple capricho o tal vez para leer contenidos pirata? Mucho me temo que va por ahí el asunto. Y es que, no nos engañemos, los e-books legales son caros de c*j*n*s. Muchas veces incluso, rozan el mismo precio que su análogo en papel. Y eso que casi nunca adjuntan nada más, son una copia idéntica del libro impreso en tinta. ¡Vamos hombre! ¿A quién hemos de llamar piratas?
Para combatir esta huida del público lector comienzan a proliferar empresas con plataformas de alquiler donde existen las tarifas planas. Así, por ejemplo, la empresa norteamericana Oyster te permite leer todo lo que quieras por el módico precio de 7 euros al mes. Su fondo editorial es muy curioso, pues pagan a las editoriales el precio estipulado tan sólo si el abonado llega a leer más del 30 % del libro. Nota para escritores: de lo obtenido un 25 % va a parar al autor en concepto de royalties.
Otras empresas, como Scribd, sólo pagan una décima parte si se lee menos de la mitad de la obra. Miden hasta casi las palabras que llegamos a leer antes de saltar a otra cosa. Y ahí empieza uno a mosquearse. Porque si este sistema de tarifa plana, con barra libre y lectura analizada, medida y pesada se impone, estaremos un poco más controlados. Que ya lo estamos, no nos engañemos. Conocen nuestros gustos y hábitos lectores mucho mejor que nosotros mismos. El siguiente paso será la creación de "asesores literarios", quienes nos aconsejarán sobre los libros que nos han de gustar. Al tiempo.
No es de extrañar que hayan aparecido estudios donde se señala el número adecuado de páginas que han tener las novelas de misterio. Así se evita que el lector se canse de la incertidumbre y salte para leer el final directamente, arruinando la recogida de dividendos. Sólo falta eso, que cuando vayas a escribir un libro primero mires las directrices por las que has de moverte, como quien confecciona un vestido a medida. No, me equivoco, en realidad se trata de pret-a-porter.
A este paso venderán los e-books en las tiendas de ropa, como si fuera bisutería. "Blusa vaporosa de gasa blanca, con el complemento en la cintura de una novela de amor con personajes cálidos y paisajes color pastel que realzan la figura". O "traje gris marengo de recia tela, adornado en la solapa con un thriller intenso de ambiente sórdido y acción a raudales. Ideal para el week-end".
Y encima con derecho a devolución durante quince días. Si al cliente no le gusta, le reembolsamos el (poco) precio del importe. Eso sí: conserven el ticket de compra, no se admite el retorno del género sin el mismo.
El mercantilismo da otra vuelta de tuerca a la Literatura. Los escritores han de formar parte del engranaje, ya no se trata de escribir: hay que producir siguiendo las directrices del mercado. Y respetando las tendencias, oiga. Lo de menos es el formato, caramba, se trata de vender al por mayor, sea lo que sea. Papel o libro electrónico, ¿qué importa? ¿Arte? No me j*d*s, que sea atractivo y punto. ¿Estilo? Da igual, el que esté de moda. O eso o no cobras tus migajas del pastel, chato.
Entonces, ¿sueñan los escritores con libros eléctricos? Mejor con genuinos lectores orgánicos, digo yo. Y si puede ser, que hasta lean mi novela. Puestos a pedir que no quede...
YA FALTA MENOS DE UN MES:
"A VUESTRAS MENTES DISPERSAS",
LA NOVELA.
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