Mentes en colisión

Ya era hora, caramba. Por fin la CERN, o sea el Laboratorio Europeo de Física de Partículas, ha sacado adelante contra viento y marea el Gran Colisionador de Hadrones (LHC para los amigos). La historia tiene su guasa, desde luego.

Semejante acelerador de partículas es, de momento, el más potente construído en el mundo. Hablando en plata, se trata de reproducir una especie de "mini Big Bang" para entender cómo se creó el Universo. Dicen que se puede visualizar el bosón de Higgs, la llamada "partícula divina" porque fue la primera partícula existente, creada del vacío. No es mi intención disertar sobre algo tan complejo (tampoco soy el más adecuado), pero para situar la escena ahí va un pequeño e imperfecto resumen.

Podemos decir que hoy en día la física moderna tiene planteados tres retos muy importantes: descubrir el origen de la materia, descifrar el misterio de la inencontrable materia oscura (tiene que estar pero dónde...) y deshacer la disparidad existente entre las grandes teorías de la relatividad general y la mecánica cuántica. ¡Casi nada!

Resulta evidente que recrear las condiciones del Big Bang puede resolver algunos enigmas. Pero... siempre hay un pero cual mosca cojonera que nos importuna. ¿Resulta seguro reproducir en la Tierra algo tan inestable? Ya llegamos a la madre del cordero. Algún físico ha calculado que la probabilidad de que un acelerador de partículas produzca una catástrofe global es de 1 contra 50 millones. Vamos, como que te toque la lotería... ¿Pero qué pasa si te toca?

Lo cierto es que un grupo de opositores al proyecto, entre los que se cuentan físicos y abogados norteamericanos, presentaron en marzo una demanda para paralizar su puesta en marcha. Lo curioso es que tal demanda se presentó en un tribunal de Hawaii. ¿Será porque el colisionador europeo es siete veces más potente que el mayor hasta ahora, con sede en Chicago? ¿Chauvinismo americano? ¿O es que son así siempre?

El quid de la cuestión radica en que, al parecer, las colisiones que se produzcan ocasionarán también miniagujeros negros. Y estos, según los demandantes, podrían llegar incluso a destruir la Tierra.

Por supuesto, los miniagujeros negros no son nuevos por estos lares. Al parecer, cuando los rayos cósmicos bombardean la atmósfera del planeta, una cosa que sucede desde hace unos 4.500 millones de años, se producen diminutos agujeros negros que aparecen y desaparecen unos millones de veces por segundo. Y hasta ahora no ha pasado nada, hemos tenido suerte y no nos ha tocado la lotería.

Lo único cierto es que el día 21 de octubre la CERN ha inaugurado oficialmente el LHC... a pesar de estar averiado. El gigantesco túnel de 27 kilómetros de circunferencia cerca de Ginebra falló el día 10 de setiembre. Al parecer hubo una importante fuga de helio, debida a una conexión eléctrica defectuoso entre dos imanes del acelerador. Así las cosas, el tinglado no funcionará hasta abril del 2009.

Nota curiosa: los invitados al evento "disfrutaron" con un buffet del Gran Restaurador Ferran Adrià. Vamos, platos de "deconstrucción culinaria" para la no-inauguración de la que según ciertos agoreros puede ser una deconstrucción planetaria. ¡Qué yuyu!

Pues ya lo sabéis, amigos. Tenéis de plazo hasta principios de la próxima primavera para realizar todo aquello que consideréis urgente e inaplazable.

No sea que en abril nos toque la lotería...