En Bruselas hay cerveza, nieva en Marte y yo con estos pelos.

¡Ey, ey, ey! De nuevo estoy aquí, caramba. ¿Alguien me echaba de menos? Parece mentira, cómo soy de malo. A primeros de setiembre arranco el blog tras una larga-larguísima pausa... y acto seguido me piro todo un mes de vacaciones. Así, por el morro. Pero como dicen que la ocasión la pintan calva... Había que aprovechar el asueto, desde luego. Ya tocaba divertirse tras un año muy intenso.
Así que pido disculpas a los posibles lectores, en especial al amigo Rafa que sí me lee de vez en cuando y hasta me manda mensajes estimulantes, por haber desertado nuevamente del blog sin dar señales de vida. Aunque tal vez no sea la última vez, que me conozco...
Pero volviendo al asunto, entre otras ociosidades me he dado un garbeo por las Europas esas (sí, sí, existen varias y a diferentes niveles por mucho que nos digan lo contrario). Aunque he visitado varios lugares del centro europeo, para no poner a nadie los dientes largos, hoy sólo hablaré de mi estancia en Bruselas. Un lugar muy majo donde se ama y venera el cómic, con calles dedicadas a personajes, fachadas de edificios repodruciendo enormes viñetas, estatuas en la vía pública que te hacen seguir una ruta pintoresca... ¡¡¡hasta un museo dedicado al cómic!!! Una gozada para cualquier aficionado, de veras.
Pero además la ciudad tiene otros encantos, aparte de su Grand Place y otros edificios y monumentos de gran belleza, o su legendario Manneken Pis capaz de mear lo mismo agua que cerveza, una cerveza por cierto divina (o al menos monacal, jejeje), con más de doscientos tipos de variedades. También su chocolate resulta fabuloso y sus mejillones con patatas fritas son un plato muy opíparo, siempre regado con una buena jarra de cerveza.
Pero he aquí que Bruselas también es la sede del Parlamento Europeo. A tenor de lo que me dijeron, un simple portero de la Cosa Parlamentaria viene a cobrar unos 5.000 euros al mes.... y encima no pagan impuestos por ser funcionarios comunitarios. ¡Tócate lo que no suena!
También me enteré de que allí un emigrante sin empleo y que pueda demostrar su residencia en Bélgica (por compra o alquiler de vivienda) recibirá 600 euros al mes hasta que encuentre trabajo, dure el tiempo que dure su inactividad. Y si tiene cónyuge, creo que la cosa sube a 1.000 euros.
Y mientras aquí seguimos a la greña con la Ley de Dependencia, oiga.
Pues eso, que existen varias Europas y me temo que nosotros no estamos en la mejor precisamente.
Y nótese que no hago referencia a la dichosa Crisis, más que nada porque yo pienso que aquí todavía no nos ha llegado. Tiempo habrá para tan espinoso tema, sin duda. ¡Agárrense que vienen curvas!
Eso sí, en Marte está nevando, jejeje.