¿Nada nuevo?

Hoy vamos a matar dos pájaros de un tiro...

Me acabo de leer la estupenda novela "Nada nuevo bajo el sol", de mi amigo y sin embargo buen escritor José Antonio Suárez. Uno tiene suerte de contar con la amistad de ciertos geniales literatos dentro del mundo de las letras, como puede apreciarse en la foto adjunta. ¡Ojalá su arte se pudiera captar por infusión! Yo sería toda una lumbrera.

Pero vamos al tema que nos ocupa. Digo lo de "dos pájaros" porque de paso comentaré que en mi serie de Cifi-líticos célebres no podía faltar la figura de José Antonio. ¡Por supuesto que no! Ganador y finalista al Premio Ignotus prácticamente por todas sus novelas publicadas, sin duda es uno de los escritores más admirados y mejor formados dentro de la Ciencia-ficción española.

Si alguien todavía no se ha leído "Nuxlum" o "Peregrinos de Marte" que corra a adquirir ambas novelas. Sin duda disfrutará con su lectura. ¡Es de lo mejor que se ha publicado en el género! Y no sólo me circunscribo a las ediciones en España, que estas obras serían clásicos si las hubiera escrito cualquier plumífero anglosajón. Así nos luce el pelo...

No pretendo realizar aquí una crítica de la novela, entre otras cosas porque ya Pily B. se me ha adelantado y lo explica todo muy bien en su artículo-reseña de NGC. Pero no puedo dejar de mencionar lo peculiar de esta nueva obra de José Antonio, pues en cierta forma se aparta de lo que nos tenía acostumbrados. Aunque a mí me da la impresión que lo de "nueva" es más por ser su última publicación hasta la fecha y no por su reación en el papel. Siendo su estilo tan bueno como de costumbre, no sé por qué me ronda que puede ser una novela más antigua que alguna otra recientemente publicada. Claro que semejante detalle no tiene importancia, pues está tan bien escrita que se lee con verdadera fruición.

Sea como fuere, lo cierto es que en "Nada nuevo bajo el sol" el autor no nos presenta un thriller policiaco, más bien se trata de un estudio sociológico que nos muestra hacia dónde va nuestra sociedad. Siempre he admirado la capacidad de síntesis de José Antonio, su soltura en crear y recrear una sociedad compleja y terriblemente auténtica, todo ello con una facilidad pasmosa. Escritores más célebres fracasan vilmente en lograr que nos creamos el ambiente, los decorados, el trasfondo donde enmarcan sus historias. Todo suena a hueco en sus obras y si el lector aparta la mirada de los protagonistas, enseguida descubre que todo lo demás es cartón-piedra. Más falso que un duro sevillano.

Pero José Antonio Suárez domina como pocos el difícil arte de crear un mundo propio. Sus personajes se mueven con soltura dentro de una realidad absorvente. El mundo futuro que nos muestra con maestría, como quien no quiere la cosa, huele y sabe a verdadero. Así en esta historia coral, donde más que en ninguna otra obra de Suárez no existe un único protagonista, el lector queda atrapado casi en el acto. Las empresas, los hombres, las máquinas y las situaciones se nos antojan genuinas porque rezuman autenticidad por sus cuatro costados. Nada de fuegos artificiales, un devenir cotidiano bien descrito se nos muestra atractivo, nos atrapa por su consistencia.

José Antonio suàrez, una vez más, nos muestra que la ciencia ficción es un género de ideas. No hace falta que aparezcan monstruos extraterrestres, ni robots enloquecidos. Una exploración inteligente de nuestra sociedad, del comportamiento humano, una inspección de los derroteros más oscuros por los que avanzamos, todo ello es suficiente para construir una gran novela. Apasionante de principio a fin.

Y encima nos hace reflexionar. ¿Puede existir algo nuevo bajo el sol? Yo hace mucho tiempo que creo que no, que todo es una repetición ab nauseam de lo ya dicho y creado antes. Pero, así y todo, no estoy de acuerdo con la premisa de que todas las obras de arte son copias de originales. Ahí disiento.

Para mí los artistas, todos ellos sin importar su campo, se limitan a recrear el mundo, la naturaleza, la sociedad que nos rodea. Se basan en algo que ya existe. En ese sentido no son creadores, nunca lo han sido y nunca podrán serlo. No son dioses, vamos. Pero es precisamente en la recreación donde reside el quid del asunto.

Si cogemos a un director de cine y le obligamos a filmar un remake de alguna película célebre, algo que está muy de moda en la actualidad, no obtendremos nunca La Misma Película. Aunque el director sea un fenómeno, aunque copie los mismos planos. Será mejor o será peor, pero lo que sin duda será es distinta. Igualmente un novelista ( a no ser que utilice la tan manida intertextualización a un cien por cien) no sacará una novela idéntica a aquella en la que se ha basado.

¿Qué ha cambiado, donde está la inflexión que logra algo diferente? Pues en la perspectiva, desde luego. Más allá de tendencias y géneros cada autor tiene una perspectiva propia, individual, distinta. Un ojo crítico, o acrítico, diferente a los otros. El mismo relato escrito por cincuenta escritores nos dará cincuenta relatos diferenciados... y estarán explicando lo mismo. Unos, la mayoría, serán una caquita. Pero alguno, tal vez incluso varios, llegará a ser excelente.

Esa es la grandeza del artista: su visión distinta de enfocar lo cotidiano. La interpretación y recreación de una realidad común, todo a través de un prisma nuevo e irrepetible. Como en esta novela.

Así que tal vez no exista nada nuevo bajo el sol. Pero siempre podemos encontrar un aspecto diferente, una perspectiva insólita que nos hará contemplarlo todo como si lo viéramos por vez primera.

Siempre que alguien con el talento de José Antonio Suárez nos muestre esa sutil diferencia.