Capitulaciones del intelecto

Desde el momento en que cogí su libro me caí al suelo rodando de risa. Algún día espero leerlo.

Groucho Marx.

viernes, abril 06, 2007

Hacia cero


Como estamos en Semana Santa y la cosa se presta al recogimiento, hoy vamos a filosofear un poco. Bueno, suponiendo que un servidor sirva para eso, que ya es mucho suponer.

Vayamos por partes, como decía Jack el Destripador. Mi asidua colaboración en cierto programa de literatura de la radio me está obligando a leer una serie de libros que, siendo sincero, en condiciones normales no tocaría ni con pinzas.

Aunque la lista sería amplia y extensa, en esta ocasión quiero hacer especial hincapie en lo que para mí es la peor colección de papeles impresos que ha parido editorial alguna: los mal llamados libros de autoayuda. O bien llamados, porque sin duda ayudan a los autores a comer caliente... y parece que bastante más.

Hay una serie de autores que, en mi humilde opinión, apenas demuestra tener dotes para ganarse la vida vendiendo elixires milagrosos en una barraca de feria. En cambio, se están forrando a costa de muchas personas incautas que les siguen e idolatran con un fervor digno de mejor causa. Me estoy refiriendo a escritores como Paulo Coelho, Jorge Bucay o ese santón de opereta que firma como Osho. Hay más, desde luego, pero con estos tres uno ya se hace la idea de por donde van los tiros.

Lo que me fascina es el fenómeno en sí. Que cantidad ingente de lectores acuda a estos modernos popes de la Ignorancia Humana, deseando una ayuda para comprender su propia existencia, me retrata muy bien los tiempos que nos ha tocado vivir. Me explico, o lo intento al menos.

Dicen las estadísticas, esas cifras mágicas capaces de dar cualquier resultado según se interpreten, que el consumo de fármacos antidepresivos se ha disparado de forma alarmante. La angustia parece ser una enfermedad en extremo contagiosa que nos azota a todos, cual temible pandemia. Por ello no es de extrañar que se haya disparado el uso de ansiolíticos. En España, datos del año 2005, se vendieron 35 millones de antidepresivos, con un coste de 75.000 millones de las antiguas pesetas. ¡Menuda botica!

Pero no para ahí la cosa: una de cada cuatro consultas al médico de cabecera ya son por transtornos psiquiátricos, y de éstos el ochenta por ciento son debidos a ansiedades o depresiones. Se dice que el riesgo de un joven actual a caer en una depresión es tres veces superior al que tenía su abuelo. Vamos, que las enfermedades mentales están a la orden del día.

Dos de cada diez europeos declaran sentirse superados por la rápida evolución de las innovaciones tecnológicas, la incertidumbre domina nuestras vidas. Ya nada es seguro, vivimos inmersos en el "shock del futuro" que nos vaticinara Alvin Toffler en su libro. Cada vez más gente es incapaz de asimilar los cambios, tan rápidos, tan bruscos, tan radicales y complejos.

No es de extrañar que la angustia se cebe en nuestro espíritu y mucha gente confusa se vuelva hacia los fármacos, los libros de autoayuda y hasta el yoga, cuya práctica también se ha extendido.

Contra todo esto hay remedio, desde luego. Y no pasa por calentarse las neuronas con falsos profetas o llenarse el buche de pastillas atontantes. Ni siquiera por hacer posturitas, a no ser que a uno le guste hacerlas. El yoga puede ser muy bueno si se practica por gusto o deseo, pero no por necesidad. Entonces sólo hay que quitarle la sílaba "si" y tendremos el auténtico motivo.

¿Y cual es el remedio? La Tranquilidad, desde luego. El tomarse las cosas sin prisa, saboreándolas. Dedicar más tiempo a las cosas importantes y no pensar tanto en el dichoso trabajo. Mucha gente ya está adoptando la postura de trabajar menos, aún a costa de no ganar tanto, para vivir mejor. Se está empezando a comprender que no es necesario gastar tan compulsivamente ni poseer tantas cosas inútiles. Hay que tener muy claro lo que es necesario y lo que no.

El movimiento slow, del que ya he hablado en otras ocasiones, cada vez tiene más fuerza. No sólo ahora hay restaurantes que ofrecen cartas de comidas lentas (¡viva!), también algunas ciudades se apuntan a la moda y ofrecen zonas por las que pasear sin ajetreos, con relajamiento. Volvamos a disfrutar del tiempo por sí mismo, con calma.

Aunque sea leyendo un libro, qué caramba.

8 comentarios:

tallarin cervecero dijo...

me gusto tu blog..que es eso que existe al final de rendirse???

escritor1 dijo...

Saludos, amigo Marcelo. Gracias por tu opinión, a mí también me gustan los tallarines y la cerveza... :-D
¿Al final de rendirse, dices? Pues lo único que queda es la resistencia, creo yo. Dicen "los entendidos" que los ejércitos victoriosos siempre acaban asimilando la cultura del pueblo derrotado, por lo que al final uno duda de quién ha vencido a quién. ¿O no? :-D

Jafma dijo...

Totalmente de acuerdo con tu post, tocayo :-)

escritor1 dijo...

Totalmente de acuerdo contigo, tocayo... ;-D
Veo que has cambiado de sitio tu blog. Intentaré actualizar mi enlace.

Pily B. dijo...

Pues yo con lo del yoga no estoy de acuerdo, y sabes de sobra que lo digo mientras subo una pienna a la lámpara y la otra la enrollo en el cable del teléfono (ups, pero si uso inalámbrico), pero por lo demás, pues totalmente de acuardo, oiga.

Eso sí, lo que se te ha olvidado comentar, es que los médicos también tienen delito, porque lo del tema de los ansiolíticos insisten en ponerlo aún más de moda. ¿Qué no? Ya he oído de dos casos de adelgazamiento donde les recetan los susodichos... Me lo expliquen. No sería mejor un Ommmm para esto... En fin... pos eso, que siento que tengas que leer de vez en cuando basurilla, pero ¿y lo que aprendes qué, eh? ¿Y lo que no? XDDDDDDDDDDDD

Besos chispeantes y yóguicos para ti,ti tiiiiii.

escritor1 dijo...

Ej que lo tuyo con el yoga es puro vicio, caramba. De todas formas yo me refiero a los/las snob que practican eso "un poquito". Como dicen en los anuncio, "profesionales abstenerse", jejeje.

Y los médicos Siempre Tienen Delito, si lo sabré yo... Que hoy en día te recetan pastillas hasta para acordate de que has de tomar pastillas.

Vale, leer basurilla también puede molar. Y le da a uno un aire de superioridad cosa mala, jis, jis.

Besos chispeantes pero sin yoga, que me tuerzo cosa mala... :-D

Pily B. dijo...

¡Oh, mierda, la pastilla para recordar que me tengo que tomar las pastillas antes de acostarme! ¡Un momento! ¡Eh! ¿Se podía decir mierda en tu blog, o por el contrario ha de ponerse m**rd*? ¡No importa, voy a por la pastilla que me recuerda las normas que se han de seguir en cada uno de los blogs de mis coleguikis? Jiji.

Ea, pues ná, me alegro que alguien me considere profesional en estos del Ommmmmm. Qué envidia me das, cuánto daría por tener la misma opinión que tú tienes sobre mí, JUAAAAAAAAAAAS!!

Ale, pues ná, en vista de que estamos de acuerdo en casi todo, tomémonos la pastilla para olvidar cómo funciona nuestra seguridad social (y por extensión, también los, cada vez más plagados, privados...).

Amen.

(Y no me olvido, no, ahí van esos besitos chispeantes y curativos para ti ;-))

escritor1 dijo...

Iba a constestarte algo muy bueno, pero como no me he tomado la pastilla se me ha olvidad.... Otra vez serà.

Chispitos besuqueantes para ti.