Capitulaciones del intelecto

Desde el momento en que cogí su libro me caí al suelo rodando de risa. Algún día espero leerlo.

Groucho Marx.

martes, octubre 21, 2014

Scripto-paisaje, un lujo a su alcance.

  En nuestra sociedad actual todo se arregla mediante encuestas. Por ello no es de extrañar que la World Culture Score, sea lo que sea dicho organismo, haya realizado un estudio sobre los hábitos de lectura en el mundo mundial. ¿Las conclusiones? Tremebundas, como era de esperar.

  Lo sorprendente de la encuesta es que remarca un hecho curioso... o tal vez no. Resulta que los países donde se lee más no son, como era de esperar, los cultos países nórdicos. Muy por delante en el hábito de la lectura destacan los asiáticos.

  Sí señor, resulta que donde se lee más horas semanales en en la India (10,42 hora/semana), en Tailandia (9,24 h/s), en China (8 h/s) y en Filipinas (7,36 h/s). ¡Países donde, por desgracia, el nivel de analfabetismo continúa siendo muy alto!

  En cambio, en la sabia Europa, es la República Checa (7,24 h/s) la primera en hábitos lectores, seguida de Rusia, Suecia, Francia y Hungría. Lo sorprendente es que España (5,48 h/s) se sitúa en el puesto diecinueve, incluso por encima de Alemania. Increíble.

  Ciertos o no estos datos, resulta palpable que sólo un 63 % de los españoles encuestados confiesa haber leído un paupérrimo libro al año. Mucho me parece a mí, a no ser que se incluya como obra de lectura la Guía Telefónica, que ya ni así...

  Pero claro, si ahora resulta que "leer es de países pobres"... En los ricos se estila más aficionarse a los vídeo-juegos y mirar series de "culto" mediante todo tipo de pantallas. Mal vamos, la verdad. A este paso no leerán ni los escritores para corregir sus escritos, que para eso ya están los correctores de texto.

  La solución a tamaña crisis es evidente y aquí la expongo, gratis y todo. Debemos dar la vuelta a la tortilla, convertir la lectura, la posesión física de un libro, en todo un lujo sólo al alcance de élites. Vamos a ver, igual que ciertos fulanos chulean ante nosotros mostrando su Rolex de oro macizo (un peluco horroroseibol que acostumbra a ser falso), hay que convertir la posesión de una obra de Cervantes, o una buena imitación estilo Pérez-Reverte, en algo selecto, especial, único. Que farde mogollón.

  Los libros han de dejar de venderse en las librerías (¡qué vulgar!) y en su lugar hacer exposiciones en sitios elegantes, de moda. Más que vendidos, deben de ser adquiridos mediante subastas de postin, como piezas únicas. ¡Al mejor postor! Qué cara de satisfacción del cliente cuando diga, mostrándolo en su funda de plástico protector, que ha adquirido un ejemplar del "Código DaVinci", por ejemplo, por unos veinte mil euracos... Si por semejante precio hasta dará ganas de leerlo y todo...

  Por supuesto, en los colegios la lectura ha de dejar de ser obligatoria. ¿Para qué? Los pobres pueden (deben) vivir mejor sin saber leer. No les reporta nada bueno. El que quiera aprender, que se pague clases opcionales no subvencionadas. ¡Seguro que habrá hostias por entrar en alguna academia con pedigrí donde estrictos profesores de rostro ceñudo enseñen las nociones básicas para entender, por ejemplo, las estampitas de los santos y las etiquetas de ciertos artículos con glamour.

  Convenceos. ¡La lectura es un lujo! Ver pantallas lo puede hacer cualquiera, gente sin apenas estudios. Pero leer... eso sólo ha de hacerlo la gente selecta. No seas pobretón y lee.

  Otro día hablaremos de "comprender la lectura". Ahí sí que tenemos un problema... y gordo.

jueves, octubre 16, 2014

Estudios rigurosamente premiados.

  Premios, premios, premios... El ser humano es un animal extraño. Más que del primate, parece descender del premiate. El homo sapiens remuneratorem y su homólogo el autem reddidi ocupan nicho ecológico en nuestra época.

  Y no me refiero tan sólo a los llamados "premios literarios", último reducto creado por escritólogos y coleccionistas de narradores exóticos. Muchas veces son el último refugio proteccionista para escritores famélicos con hambre de lectores y, ¿por qué no decirlo?, de dinero. Su labor resulta encomiable en la protección de un género en vías de extinción.

  Pero el ser humano es intrínsecamente "premiable". ¿Quién no ha asistido a alguna cena de empresa donde los Altos Jerifaltes reparten diplomas acreditativos a unos untuosos empleados que se deshacen en pompas de vana soberbia? ¿Quién no mataría por recibir una cruz, medalla o distinción de cualquier Órgano Corporativo que, visto desde fuera, provoca lo que se denomina "una jartá de reir"? Somos así de vanidosos, qué le vamos a hacer.

  Pocos son los que harían como la Editorial Tusquets, quien al descubrir en 1969 que dentro de su catálogo había una obra del flamante ganador Samuel Beckett, confeccionó un curioso cartel para señalar el evento. El escrito, bajo una fotografía del autor, decía llanamente: "Este señor con cara de pájaro es el PREMIO NOBEL 1969". Yo creo que a Beckett le habría encantado.

  Menos premios y más invertir en la cultura, dirán algunos. Que lo individual no nos haga perder la visión de lo colectivo. No sirve de nada ensalzar a un escritor si se menosprecia la escritura, digo yo. Y eso sirve también para otras áreas, como la siempre maldita inversión presupuestaria en I+D. Y en ello hasta ciertos premios pueden valer para algo. Vamos a ver, pregunta: ¿Alguien sabe lo que son los premios Ig Nobel ? Que sí, que existen. No me los he inventado.

  Ahí es nada. Los americano son tan superiores que hasta se permiten el lujo de tener una "revista de humor científico". Aquí, en casa, nosotros no tenemos publicación comercial alguna que sea  científica, mucho menos de humor, y ya puestos, ni siquiera revista digna de tal nombre.

  Pues esa maravilla anglófona existe y responde al nombre de Annals of Improbable Research. Y no sólo eso: encima está avalada por la Universidad de Harvard. Por ello, desde el año 1991 se ha sacado de la manga una parodia de los premios Nobel (ignoble significa innoble en inglés). Pero no nos engañemos, sobre una apariencia en principio risible se oculta un trasfondo riguroso.

  Hagamos un rápido repaso. El premio de física este año ha ido a parar al Japón, a la Universidad de Kitasato. Su trabajo, titulado Coeficiente de fricción bajo una piel de plátano, ha sacado a la luz que la parte interior de esta fruta contiene un gel de polisacáridos en extremo lubrificante. Al pisar la piel, el gel se extiende por el suelo y provoca el consabido resbalón... De ello a construir prótesis para articulaciones con un bajo coeficiente de fricción sólo hay un paso. ¡Chúpate esa, cine mudo!

  Otro premio interesante, a mi modo de ver, ha sido el de biología. En esta ocasión ha recaído en los participantes de la República Checa. Su estudio sobre el comportamiento canino en el momento de hacer las necesidades ha descubierto algo sorprendente. Al parecer, los cánidos suelen alinear el cuerpo con el campo magnético de la Tierra para hacer "pipí" o "popó". Ya me imagino que a partir de ahora, para montar un "pipícan" en los parques públicos, primero se habrá de consultar a la brújula.

  No puedo dejar de mencionar el fascinante trabajo de la Universidad de Toronto en neurociencia. Han realizado rigurosos análisis mediante resonancia magnética para descubrir qué sucede en el cerebro de las personas que "ven" la cara de Jesucristo en las tostadas. Fascinante.

  O, para hacer patria, no olvidemos reseñar el análisis efectuado por el Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries de Catalunya sobre las bacterias existentes en los excrementos de los recién nacidos. El objetivo: utilizar dichas bacterias en la producción de salchichas fermentadas. Para abrir boca, vamos.

  Y, cómo no, el galardón de ciencias árticas se lo ha llevado la Universidad de Oslo. Su estudio sobre el comportamiento de los renos cuando ven a seres humanos disfrazados de osos polares ha resultado demoledor.

  Visto lo cual, no me sorprende nada que la Agencia Espacial de Torrelodares de Abajo me haya pedido un ejemplar de mi última novela, "A vuestras mentes dispersas". Desean estudiar el comportamiento de los astronautas al (intentar) leer la obra en el espacio. Aunque ya me barrunto el resultado: hasta en gravedad cero mi novela sigue siendo igual de mareante...

  Me temo que jamás ganaré el Premio Planeta, por ejemplo. Eso sí, puedo ser el primer escritor acreditado con un Premio Ig Nobel de Literatura.

 ¡Toma ya!

  Dame premio y dime tonto.


jueves, octubre 09, 2014

¿Pero hubo alguna vez mil lectores?

  Ya ha estallado (sí, sí, es-ta-lla-do) la Feria del Libro de Frankfurt. Y es que más bien parece el inicio de una guerra a muerte, sin concesiones ni prisioneros.

  Según parece, la Todopoderosa Amazon ha aterrizado con fuerza en Europa. El nuevo invento, Terror de Editoriales, es el streaming para lectura. La cosa va, más o menos, de la siguiente forma: El usuario paga el módico precio de unos 8,99 euros al mes y ello le da acceso ilimitado a leer todos los libros que desee de un amplio catálogo.

  No es mi intención volver sobre el tema de la Propiedad Intelectual y de cómo el autor debería cobrar "algo" (lo que sea) por su obra. Lo que ahora mismo me planteo es: ¿Streaming, España? ¿Lo cualo? Si a ello le añadimos "lectura", tenemos dos conceptos antagónicos. Sin duda es un chiste.

  Y no sólo por los piratas, que aquí más bien son corsarios bajo bandera protectora. Ese es otro tema.

  Según las estadísticas más serias, en este país más del 40 % de los españoles adultos no leen ni un solo libro al año, sea en el formato que sea. Y una gran parte del resto puede que sólo lean uno o, tal vez, dos ejemplares. Tampoco se pasan. Aparte que, con toda seguridad, podemos acertar en los títulos seleccionados. Salvo honrosas excepciones, los libros más comprados (y tal vez leídos) son los títulos mediáticos.

  O sea, que en España se lee muy poco y encima muy mal. La mayoría de los libros adquiridos en un arrebato consumista lucen bajo el nombre de alguien famoso. Alguien que, la mayoría de las veces, ni siquiera lo ha escrito. Por cada "Victus" del gran Sánchez Piñol  hay cien mil obras como "Ambiciones y reflexiones" de la inflada Belén Esteban. Y así nos va.

  Claro que nunca se ha leído mucho, no nos engañemos. Ya en la Edad Media sólo lo hacían las clases altas, y no todas. Algunas ni siquiera se esforzaban en saber leer, ya tenían su lector privado. Ahora, en la era de la Imagen, cuando (casi) todo el mundo sabe, muy pocos pierden el tiempo en hacerlo. La lectura requiere esfuerzo y tesón. ¡Menudo palo! ¿Qué ponen por la tele?

  Hoy en día es más difícil encontrar un/a buen/a lector/a que un/a buen/a escritor/a. Con el tiempo, creo que esta figura, arcaica y artesana, será más valorada. Despertará el pasmo general, como tocarse el codo con la nariz. Puede que hasta realicen shows televisados donde alguien muestre ante el estupor del público su sorprendente capacidad para leer una página sin trabucarse.

  Que entienda lo leído ya será más complicado.

jueves, septiembre 25, 2014

El E-book mató a la Estrella del Best Seller.

  El gran José Antonio Suárez me reta a seguir debatiendo sobre el espinoso tema de los e-books en su vertiente comercial. Sus comentarios en mi Facebook no tienen desperdicio, son directos y los expone con conocimiento de causa. Por algo él es un excelente escritor que se mueve con soltura en el medio. Amén a sus palabras.

  En resumen, y muy a grosso modo, puede decirse que los precios del libro electrónico en Amazon son ajustados y si la gente no los compra es porque la mayoría se ha apuntado a la "moda pirata" del gratis total. De acuerdo... más o menos. Nótese que antes he subrayado dos palabras donde considero se haya el meollo del asunto: "vertiente comercial".

  No nos engañemos, piratas los hay en todas partes, algunos hasta navegan bajo banderas "legales". Y aquí no me refiero a las pequeñas editoriales que luchan con denuedo por seguir adelante, pilotadas por aficionados entusiastas que tratan de editar obras interesantes, arriesgando tiempo y dinero para mantener viva la llama de la Cultura. Una especie en extinción, por desgracia.

  Un servidor, sin ser ni de lejos un Escritor Consagrado, también ha tenido sus pinitos en el tema de publicaciones editoriales. Me han llegado a pagar la friolera de... ¡un céntimo por palabra! Ahora muchos comprenderéis mi sempiterna manía a utilizar monosílabos en mis escritos. Si resulta que la preposición "a", por ejemplo, está tan bien pagada como "esternocleidomastoideo", pues no hay color a la hora de producir... digo... escribir historias. La pela es la pela.

  Y eso nos lleva a la cuestión. ¿Cuánto cuesta un libro, independientemente de su formato? ¿Qué precio es el justo para el artista, el creador de la obra? ¿Por qué dentro del mundo editorial el mercado funciona al revés que en otras artes (a excepción tal vez de la música, la otra hermana pobre)? Es decir, la industria intermediaria, ni siquiera la manufacturera, se lleva la parte del león y para el artista, el autor, queda simplemente la comisión. ¿No habría de ser al revés? El precio neto para el autor, exceptuando una buena comisión para el intermediario. ¡Uy qué he dicho! Ya las editoriales se me tiran al cuello.

  Esto que parece una quimera, con la llegada del e-book se ha convertido en más realizable.Hasta hace poco, el formato papel tenía unos costes determinados que requerían una inversión a veces elevada. Papel, tinta, impresión, maquetación, ilustraciones para la portada (otro colectivo de artistas explotado, no lo olvidemos)... Y claro, cuando una empresa invierte, exige obtener resultados. Lógico, nada que objetar. Pero de eso a llevarse prácticamente todo el beneficio...

  Resulta que el escritor, en el fondo, es un simple asalariado de la Industria Editorial. Su sueldo, paupérrimo la mayoría de las veces, dependerá de factores ajenos por completo a la calidad de su obra. Si la Mercadotecnia apuesta por su obra, se diseñará una campaña de marketing y, mira por dónde, se venderán muchos más ejemplares. Señalo: "se venderán", nada indica que "se leerán". Conozco hasta algunos críticos que "reseñan obras" sin haberlas ojeado siquiera. Les basta con un resumen editorial.

  Sé de alguna Pluma Célebre a quien su Editorial ha ido apuntando a premios varios, ganándolos con pasmosa facilidad. Lo curioso es que la propia persona no sabía que se presentaba hasta que una llamada telefónica de Arriba así se lo ha hecho saber. "Hemos de potenciarte, que tu nombre suene", le dicen. Así, a veces, se gestan los best sellers. ¿Buena o mala Literatura? ¿Alguien piensa que a las editoriales les importa un comino la calidad de lo que venden? Lo que cuenta al final es el resultado de las cuentas.

  Pero la irrupción del formato electrónico está cambiándolo todo. Los lectores (sí, sí, lo juro, existen: yo he visto uno) en su mayoría se siente estafados. Vamos a ver, pongámonos en su piel: yo lo que quiero es leer, no que me saquen los cuartos. ¡Veinte euracos (o más) por un tomo hipertrofiado con papel de enorme grosor, letra que parece maquetada por un disléxico, donde hay infinidad de diálogos repetitivos, personajes planos y argumentos de sobras conocidos! Si tengo la posibilidad de bajármelo Gratis de la web, la tentación es insuperable.

  Como en todo, lo que se impone es una Revolución Cultural. Yo creo que a un precio razonable ( de 1 a 3 euros por una novela "normal") y con un contenido cuidado, atractivo, muchos lectores comprarían sin problemas. La piratería continuaría existiendo, por desgracia, pero sería mucho más residual y (esto es importante) Mal Vista Por La Opinión Pública.

  ¿Y cuánto habría de llevarse el escritor? Depende del trabajo realizado en la creación digital del formato, pero a mí me parece que un 50 % de las ganancias sería el mínimo adecuado. Las empresas dedicadas a tal fin tendrían menos costes y trabajarían (trabajan) con  muchos autores, por lo que sus beneficios aumentarían de forma exponencial. Si el hecho de leer por sí mismo ya cuesta, imaginaos "pagar por leer".

  En definitiva, creo sinceramente que un Nuevo orden está por llegar. Cada vez es más residual la venta de grandes ediciones en papel, esos clásicos Super Ventas con los que acabábamos enderezando la pata de alguna mesa coja. El formato electrónico ha llegado para, poco a poco, ir instalándose en nuestras vidas. Ahora la lucha editorial se ha desplazado hacia el control de su distribución y venta. Y como siempre, el escritor (y el lector) es simple carne de cañón.

  Por mucho que nos pueda pesar, el e-book está matando a la Estrella del Best Seller. Y nosotros que lo leamos.

martes, septiembre 23, 2014

¿Sueñan los escritores con libros eléctricos?

 



  Se veía venir, tarde o temprano tenía que pasar. Si la "fiebre digital" que nos invade ya ha convertido en obsoletos los discos de vinilo, igual que ha barrido a las cintas de vídeo y a los CD's, ¿por qué no iba a hacer lo mismo con los libros de papel ? Así, desde hace un tiempo, los e-books han saltado a escena para acaparar el mercado editorial... ¿O tal vez no? 


  Parece ser que el e-book está encontrando una feroz resistencia, mayor de lo esperado. Según datos oficiales, por cada doscientos libros en papel, sólo se venden unos tres libros digitales. Si a esto añadimos que el volumen de ventas digital es un  escuálido 5 % sobre el volumen total, vamos, que no es para tirar cohetes. La venta de e-books parece estancada de forma irremisible, al menos en nuestro país.

  Claro que en este estudio no se ha tenido en cuenta la piratería. Un dato a tener presente: los e-readers,  esos aparatitos necesarios para leer el formato electrónico,  que aumentan de forma incesante sus ventas. ¿Para qué los compra entonces la gente, por simple capricho o tal vez para leer contenidos pirata? Mucho me temo que va por ahí el asunto. Y es que, no nos engañemos, los e-books legales son caros de c*j*n*s. Muchas veces incluso, rozan el mismo precio que su análogo en papel. Y eso que casi nunca adjuntan nada más, son una copia idéntica del libro impreso en tinta. ¡Vamos hombre! ¿A quién hemos de llamar piratas?

  Para combatir esta huida del público lector comienzan a proliferar empresas con plataformas de alquiler donde existen las tarifas planas. Así, por ejemplo, la empresa norteamericana Oyster te permite leer todo lo que quieras por el módico precio de 7 euros al mes. Su fondo editorial es muy curioso, pues pagan a las editoriales el precio estipulado tan sólo si el abonado llega a leer más del 30 % del libro. Nota para escritores: de lo obtenido un 25 % va a parar al autor en concepto de royalties.

  Otras empresas, como Scribd, sólo pagan una décima parte si se lee menos de la mitad de la obra. Miden hasta casi las palabras que llegamos a leer antes de saltar a otra cosa. Y ahí empieza uno a mosquearse. Porque si este sistema de tarifa plana, con barra libre y lectura analizada, medida y pesada se impone, estaremos un poco más controlados. Que ya lo estamos, no nos engañemos. Conocen nuestros gustos y hábitos lectores mucho mejor que nosotros mismos. El siguiente paso será la creación de "asesores literarios", quienes nos aconsejarán sobre los libros que nos han de gustar. Al tiempo.

  No es de extrañar que hayan aparecido estudios donde se señala el número adecuado de páginas que han tener las novelas de misterio. Así se evita que el lector se canse de la incertidumbre y salte para leer el final directamente, arruinando la recogida de dividendos. Sólo falta eso, que cuando vayas a escribir un libro primero mires las directrices por las que has de moverte, como quien confecciona un vestido a medida. No, me equivoco, en realidad se trata de pret-a-porter.

  A este paso venderán los e-books en las tiendas de ropa, como si fuera bisutería. "Blusa vaporosa de gasa blanca, con el complemento en la cintura de una novela de amor con personajes cálidos y paisajes color pastel que realzan la figura". O "traje gris marengo de recia tela, adornado en la solapa con un thriller intenso de ambiente sórdido y acción a raudales. Ideal para el week-end".

  Y encima con derecho a devolución durante quince días. Si al cliente no le gusta, le reembolsamos el (poco) precio del importe. Eso sí: conserven el ticket de compra, no se admite el retorno del género sin el mismo.

  El mercantilismo da otra vuelta de tuerca a la Literatura. Los escritores han de formar parte del engranaje, ya no se trata de escribir: hay que producir siguiendo las directrices del mercado. Y respetando las tendencias, oiga. Lo de menos es el formato, caramba, se trata de vender al por mayor, sea lo que sea. Papel o libro electrónico, ¿qué importa? ¿Arte? No me j*d*s, que sea atractivo y punto. ¿Estilo? Da igual, el que esté de moda. O eso o no cobras tus migajas del pastel, chato.

  Entonces, ¿sueñan los escritores con libros eléctricos? Mejor con genuinos lectores orgánicos, digo yo. Y si puede ser, que hasta lean mi novela. Puestos a pedir que no quede...

  YA FALTA MENOS DE UN MES:


"A VUESTRAS MENTES DISPERSAS",

   LA NOVELA.

domingo, septiembre 21, 2014

Distopía eres tú.


¿Qué es distopía? --dices mientras clavas

en mi novela tu pupila azul.

¿Qué es distopía? ¿Y tú me lo preguntas?
Distopía... eres tú.
                     

  No nos engañemos, siempre ha sido así. El Infierno viaja con nosotros, se halla arraigado en nuestras propias mentes. No hay escapatoria, a pesar del anhelo de felicidad que nos impulsa. Por ello, muchas veces, nuestros sueños sobre mundos mejores acaban transformándose en auténticas pesadillas. 

  Hagamos un poco de historia. Suele aceptarse a Santo Tomás Moro (Thomas More para los puristas) como el inventor de la utopía. Un servidor prefiere remontarse algo más en el tiempo y darle tal crédito a los griegos, figuras como Platón y su aún imposible República.

  Pero todo ying tiene su yang. Desde antiguo surgió una reacción más pesimista a la forma utópica de ver el mundo. Contra la edulcoración que propugnaba la utopía se alzaron voces (escritos) de pensadores menos crédulos que advertían de los peligros que acechaban en el comportamiento humano. Así, por ejemplo Jonathan Swift en sus Viajes de Gulliver usó la sátira para burlarse de la Nueva Atlántida de Francis Bacon. 

  Y es que la distopía siempre ha sido un toque de atención hacia la credulidad humana. El futuro no tiene que ser necesariamente mejor; de hecho, ni siquiera tiene que ser. Desde los inicios de la ciencia ficción defienden semejante tesis escritores de gran talla como Julio Verne, tal vez quien navegue mejor entre las dos aguas de Utopía-Distopía, el abanderado del pesimismos socialista H. G. Welles, o el gran Jack London con su estremecedora El Talón de Hierro.

  Por supuesto, la época donde se vive influye mucho en el estado de ánimo del escritor y en su obra. Y en el interés de los lectores, todo hay que decirlo. No es de extrañar que en estos tiempos convulsos de Crisis Galopante la Distopía sea la reina del mercado. Incluso la RAE está estudiando incluir la palabra en su Diccionario. Los mundos distópicos nos invaden, siendo unos antítesis de otros.

  El futuro nos ha alcanzado. Las terribles sociedades que fabularon Orwell o Huxley, hoy en día han sido corregidas y aumentadas. El Gran Hermano o la sociedad fordiana, el Ministerio de la Verdad o el soma, todo ha sido superado con creces. El mundo actual puede ser incluso más terrorífico. Entonces, ¿qué nos espera al doblar la esquina y enfrentarnos al mañana?

  Hasta hace poco el mundo, literatura de ciencia-ficción incluida, se enfrentaba a dos grandes disyuntivas: Capitalismo o Comunismo. Ambos sistemas poseían y mostraban a la vez dos caras, una amable y otra aterradora. ¿Cuál saldría vencedora? Si revisamos el funcionamiento político que impera en la actualidad, a grandes rasgos, no podremos menos que sentir un enorme desasosiego. Ambos parecen haberse fagocitado mutuamente, engendrando un hijo que posee todos los defectos de sus progenitores.

  Tras la caída del comunismo ahora mucha gente cree que el capitalismo está igualmente agotado, herido de muerte. Cierto, pero en su lugar está surgiendo algo peor: un comunismo mercantilista, un capitalismo autoritario. En política un bi-partidismo ficticio, el clásico "poli bueno, poli malo", muestra su vasallaje a los poderes fácticos. En economía. un puñado de grandes empresas que controlan el mercado mundial y hacen saltar gobiernos, recortan avances sociales, evaden impuestos. Hoy en día el mundo "globalizado" galopa sin freno hacia una meta incierta, oscura y peligrosa.

  ¿Y en Literatura? Bien, gracias. Hemos superado al gran Bradbury y su mítica Fahrenheit 451. Ciertamente, no se queman los libros. ¿Para qué? Ya no se leen, se desprecian de forma olímpica. O cuando llegan a leerse muchas veces (no todas) son light, como las bebidas muy edulcoradas. La distopía que más se vende en la actualidad es la juvenil. Novelas casi clónicas donde chicos y chicas guapos, sanos y fuertes corren, saltan, nadan y luchan en decorados de cartón-piedra. El premio, al final, es una vida extra. Y vuelta a empezar. Sin discurso de fondo.

  ¿Dónde están las auténticas distopías? Obras que, tal vez de forma pesimista, puede que en tono sarcástico, nos muestren un camino incorrecto por el cual debemos evitar adentrarnos. Obras que intenten hacernos pensar, reflexionar sobre el mundo donde vivimos y las consecuencias de lo que hacemos... o de lo que dejamos de hacer. Los escritores han de sacudir conciencias, o al menos intentarlo.

  Y esos escritores existen, sólo hay que buscarlos.

  Eso sí, mientras tanto, se puede leer mi nueva novela. De hecho, "A vuestras mentes dispersas" tiene algo de distopía. Buena o mala, eso lo han de decidir los lectores.

  En Octubre saldremos de dudas.

viernes, septiembre 19, 2014

El hombre en el castillo.




¡Albricias! Todo está apunto. El "Espíritu del Santo Grial", abrev. Espiral, me ha tocado con su Luz. Apenas queda un mes (Octubre 2014) para que mi novela "A vuestras mentes dispersas" salte desde el Mundo de las Ideas a la Realidad tangible donde habitamos. Esperemos que su alumbramiento entre nosotros sea un éxito...

Un escritor es una especie de monje y a la vez guerrero. Como un Templario, consagrado en cuerpo y alma a derrotar las ingentes hordas del Tedio que nos asaltan. Su lucha es contra la Nada, el Vacío donde moran los monstruos más terribles que existen: el Abandono, la Resignación y la Mediocridad.

Creédme, no es tarea fácil atacar la guarida de la Bestia armado tan sólo con la Palabra. Hay que ser un verdadero dominador de su manejo, de lo contrario uno mismo puede herirse de gravedad. Conozco a más de uno que ha muerto cortado por el filo de su propio léxico, incapaz de realizar un molinete de frases con estilo y eficacia.

El camino de la Literatura se halla atestado de cadáveres putrefactos. Eran, pretendían serlo, grandes escritores. Pero algunos, incluso desde la primera escaramuza, han caído heridos de muerte, enfangándose en charcos nauseabundos de su propia letra. Borbotones de tinta purulenta han rezumado de sus párrafos abiertos, destrozados por la propia inexperiencia en el manejo del Verbo. Muchos eran autores entusiastas, pero resultaron en exceso reiterativos, sobreadjetivados, con párrafos planos y pesados. Todos ellos han sufrido un precipitado fin.

Alguno, afortunado, ha hallado un alma caritativa que en parte ha mitigado su dolor, aliviándole al comprar algún que otro libro. Otros, los más desgraciados, se han topado con ladrones y oportunistas. El campo se halla repleto de falsos caballeros, más bien carroñeros, quienes se acercan con sigilo para arrebatar los escritos a los vencidos, sin importarles el esfuerzo realizado, mofándose de ellos y abandonándoles a su triste suerte.

Mientras tanto, yo sigo en mi castillo, meditando y velando armas, preparándome para emprender el largo viaje hacia mi destino final. Tras un largo camino por la senda de la Literatura me aguarda la Lucha Suprema. ¿Cuál será mi destino? ¿Caeré abatido antes de llegar, yaceré destrozado en uno de los sombríos recodos del camino? ¿O tal vez, por alguna extraña burla del Destino, lograré llegar al final de la meta? Entonces, ¿seré capaz de enfrentarme a los monstruos, sentiré sus colmillos mediáticos clavarse en mi prosa con saña? ¿Harán girones de mi obra? ¿O tal vez, oh maravilla, logre ser vencedor de la batalla? Lo peor es acabar siendo otro pobre cadáver sobre la inmensa pira de muerte y abandono, un nuevo tributo a la presunción literaria. Nadie lo sabe.

De momento, aguardo en una tensa espera. Sigo en mi castillo.


miércoles, septiembre 17, 2014

¡Habemus novela!

¡Por fín! Después de unos años de silencio, vuelvo a la carga con una nueva novela. Se titula "A vuestras mentes dispersas", trata sobre mundos paralelos y aparecerá en Octubre del 2014. Como siempre, de la mano de Espiral Ciencia Ficción, una veterana editorial que ya cuenta con 20 años (¡veinte!) de incesante actividad en el mercado autóctono. Para ir haciendo boca, ahí va la excelente portada del libro, obra del gran Koldo Campo. Espero que su interior también guste a alguien...