Capitulaciones del intelecto

Desde el momento en que cogí su libro me caí al suelo rodando de risa. Algún día espero leerlo.

Groucho Marx.

viernes, junio 02, 2006

De guardias, chuchos y tragos


¡Ya están aquíííí! Cual modernos extraterrestres, han llegado. Y al igual que en la peli donde una niña repipi avisaba, también hay gente que les eperaba y nos advierte de su llegada. ¿Quienes son estos recién llegados? No podía ser nadie más: es la Guardia Civil. Su despliegue llenará de tranquilidad los corazones trémulos de muchos propietarios de chalets y adosados en Catalunya, se llamen o no Jordi como en la canción de la Trinca. ¿O tal vez no?

Recuerdo la anécdota leída en el excelente libro “Un cine para el cadalso”, de Román Gubern, cuando no sé en qué película de los años del franquismo un personaje tenía que huír de noche y un guardia civil disparaba sin alcanzarle. El censor de turno cortó ese momento, arguyendo que... “la Guardia Civil jamás yerra el disparo”. Tuvo que cambiarse la escena, haciendo que el guardia civil tropezara sin poder apuntar bien ... ¡y así y todo hería al escapado! Bueno, parece ser que algunos miembros de este cuerpo han vuelto a tropezar.

Leo, releo y me troncho. Veinticinco agentes en prácticas de la Benemérita han aterrizado en el viejo cuartel de la Guardia Civil de Vilanova i la Geltrú. ¿Su misión? Dada la “alarma social” han de Proteger a los Honestos Empresarios de Sitges y Sant Pere de Ribes, quienes se han visto robados en sus opulentos chalets. Hasta aquí todo normal, pero...

Resulta que los agentes no tienen suficientes vehículos para patrullar, y los que tienen se hallan “muy deteriorados” (sic). ¡Toma del frasco! Es tal la falta de medios que hasta han de montar guardia tres agentes, tres, sólo para contestar el teléfono. Así al menos hacen algo. Con unos recursos dignos de un país tercermundista parece ser que su simple presencia, aunque sea a pie o en patinete, ya ha servido para calmar los ánimos.

Y es que ya se sabe: La Guardia Civil jamás yerra el disparo. Pues qué bien.

Pero no todo va a ser dispositivo policial, que la judicatura también se ha puesto las pilas. Así vuelvo a leer y vuelvo a carcajearme. La Audiencia de Barcelona, inflexible con los criminales, ha aumentado su rigor. Nada de paños calientes, la ley se ha de cumplir al pie de la letra. ¿Purebas? Ahí va una: Acaban de negar a un ex marido el régimen de visitas establecido para poder visitar... ¡a su perro!

En efecto, la sección duodécima de la Audiencia de Barcelona ha hecho público un auto donde anula el anterior acuerdo entre una pareja separada. Al parecer, hasta la fecha él podía ir de visita a casa de ella para ver al perro. Ahora ya no, la ley se lo prohibe. Dolorosa separación la suya, se quedó sin poder ver más al chucho. ¿Se acordará éste de quién era su amo o se dejará acariciar por manos desconocidas? Cruel duda que asaltará al pobre hombre, convirtiendo cada momento lejos de la mascota en un suplicio.

Y es que los jueces, cuando se lo proponen, hacen cumplir la ley a rajatabla. ¡Avisados quedan los facinerosos! No habrá piedad.

Pero como todo esto de la ley resulta muy árido, expliquemos algo más cultural de cara al fin de semana. Hablemos de libros. Un periodista inglés acaba de publicar un ensayo muy interesante: “La historia del mundo en seis tragos”, editado por Debate. Tom Standage, así se llama el pájaro, y poca broma que es redactor jefe de The Economist, ha dividido la historia de la humanidad en varias eras que se representan según la bebida favorita de la época.

La primera gran bebida, que surgío de Mesopotamia fruto (nunca mejor dicho) de la agricultura, fue la cerveza. De allí se extendería a Egipto, hasta el extremo que los propios trabajadores de las pirámides eran pagados con esa bebida. ¡Menudas juergas!

El pensamiento occidental nace en Grecia, pero es gracias al vino, como ya señala Platón en algún escrito suyo. Un efecto que continuaría en Roma con sus bacanales. Luego llegaría el colonialismo y la época de la esclavitud, donde las bebidas destiladas serían materia prima para negociar e intercambiar. ¿Quién no recuerda los viejos piratas, los marinos o los esclavistas metíendose en el gaznate lingotazos de ron?

Por fín llega el progreso y el café se convierte en esa bebida que fomenta los debates en la Ilustración, mantiene las tertulias y a la vez estimula el intelecto. Como buen británico, el autor no puede olvidarse del té, al que da la importancia de unificar el Imperio Británico siendo la bebida oficial en todos sus dominios.

¿Y cuál es la bebida de este mundo globalizado, la que nos muestra el modelo de sociedad actual y tiene la chispa que precisamos? ¡Sí señor! No podía ser otra. Es la Coca Cola, la bebida mundial por excelencia en la actualidad.

Bien, si toda la evolución de la humanidad sólo ha servido para ir desde la cerveza a la Coca Cola.... apaga y vámonos.

Visto lo visto, no me extraña que venga la Guardia Civil... aunque sea en patinete.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

El tema de los efectivos de la Guardia Civil en Vilanova no puede achacarse al cuerpo. Creo que la culpa es de la Generalitat, quienes se hicieron cargo cuando ellos se fueron.

escritor1 dijo...

Nada más lejos de mi intención que culpar a inocentes. En efecto, habría de ser la Generalitat quien proveyera de efectivos a los refuerzos estatales. Pero... de donde no hay no sale, que dice la traducción aproximada de un refrán catalán.

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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