Capitulaciones del intelecto

Desde el momento en que cogí su libro me caí al suelo rodando de risa. Algún día espero leerlo.

Groucho Marx.

martes, abril 25, 2006

La razón de la sinrazón

A riesgo de parecer monotemático no tengo más remedio que volver a escribir sobre libros. ¿El motivo? Un comentario que he oído por la radio, capaz de erizarme la piel como pocas cosas hoy en día lo consiguen. Los tertulianos hablaban, ¿cómo no?, de Sant Jordi, del día de libro, de las editoriales y de los libreros en general. Nada del otro jueves, vamos.
El primer ataque era contra "La catedral del mar", el nuevo best seller de diseño que ha arrinconado a obras más "serias" en día tan señalado, enfadando a los autores "clásicos". Donde las dan las toman, digo yo. El coloquio iba en ese tono victimista (y bastante cierto, todo hay que decirlo). Que si el autor ha tenido ayuda de colaboradores, que si recuerda "Los pilares de la tierra", que si el marketing, que si libros de diseño de los de usar y tirar... lo de siempre. Pero hete aquí que de pronto, como quien no quiere la cosa, se cuela un comentario que me zahiere. Poco a poco se explica unos hechos que, lo digo muy de veras, me han horrorizado. Vamos a ello.
Se preguntan los tertulianos qué pasa con tanto libro en las librerías. A tenor de las incesantes novedades, los libreros han de estar retirando libros a cada momento y los más antiguos ya no les caben en las estanterias. Así que comienzan a depositarlos en almacenes, lejos de las miradas de los posibles lectores-compradores, incluso devolviéndolas a las editoriales. De esa forma sólo hay al alcance de la mano las "últimas novedades" mientras obras buenas, buenísimas, desaparecen en el olvido. Uno a cero. Pero eso No Es Lo Peor.
¿Qué hacen las editoriales con tanto libro devuelto, con los restos de las ediciones que no se han vendido en un plazo más bien corto y que se han apartado para hacer sitio a Lo Nuevo Del Mercado? Se depositan en almacenes, desde luego. Pero.... cada vez hay menos espacio y guardar libros también tiene su coste. Mira por dónde, sale más barato destruirlos.
Así, como suena: Las Editoriales Destruyen Los Libros Que No Se Venden. La ley de la empresa lo exige. ¿Para qué soportar costes de almacenaje? ¡El fuego purificador es la solución más barata! Un tertuliano, antiguo editor, explicaba el mal rato que pasaba cuando comentaba a los autores que sus libros tenían que ser destruidos. Dudo que hoy en día ni siquiera se les comente, que los autores son el último mono de las empresas editoriales.
Y así me he enterado, una vez más, de la horrible sociedad donde habito. ¡Viva el capitalismo salvaje, la dictadura del beneficio a corto plazo! Lo que no rinde, a la hoguera. No hace falta que sociedades dictatoriales como el nazismo o el fascismo imperen para producir hogueras donde los libros serán quemados. Antes, al menos, se quemaban por su ideología transgresora. Ahora se queman porque no producen beneficios. ¿Es ésta la tan cacareada libertad que nos venden a todas horas?
Dice un proverbio chino que quien es capaz de quemar un libro será capaz de matar a una persona. ¡Aviados estamos entonces con nuestras editoriales! Yo me niego a formar parte de un sistema donde es mejor quemar que regalar, compartir.
¡Tantas cosas habría que quemar en una hoguera! ¿Por qué precisamente los libros?

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Algunos creen que algunos libros más valdría que no se hubiesen publicado,no obstante el despliegue literario y pseudo-literario me parece más positivo que aquella época tan rancia en la que si no venías con un premio debajo del brazo no había nada a hacer. Si uno publica un libro y no tiene el respaldo promocional, la vida del libro (y tal vez del autor) no será muy longeva.

Anónimo dijo...

Yo creo que es un error (vale, aquí no soy el único que piensa así), sería más fácil otras muchas soluciones, a saber:
-Se les devuelven al escritor la retáila de ejemplares y que él, como padre de la criatura, haga con ellos lo que más le parezca; da igual que los regale, lo preferirá a que sean quemados.
-Los pueden lanzar al book-crosing (¿se escribía así?), así alguien los aprovechará.
-Se pueden mandar a los países del tercer mundo.
-Donarlos a bibliotecas; si cuentas las municipales de toda España seguro que te quitas algunos ejemplares de encima.
*El otro día, con motivo del día del libro, en el patio de Conde Duque vendían 40 títulos a un euro cada uno, total 400000 ejemplares. Me acerqué atraído por tal oferta y creo que no había ni una novela, todo eran ensayos y libros temáticos de arte moderno, etc.; esta misma iniciativa podían hacerla las editoriales con sus excedentes, seguro que se vendían muchos más y no hacía falta destruirlos, incluso el 2x1 ó 3x1 por un euro les saldría mejor que quemarlos y promocionaría a la propia editorial.

Suskiin dijo...

Precisamente me he encontrado con dos casos de ese tipo en los dos últimos años: uno era una periodista que escribió un libro y se lo publicaron. Pero por falta de promoción o de lo que fuera, no se vendió bien y la avisaron que iban a convertir sus libros en pasta de papel. Rescató los que pudo (comprar) para regalar a amigos y conocidos que aún no lo tuvieran y el resto... a la hoguera.
El otro caso es de un libro que un hotel rescató de convertirse en pasta de papel y cuyos ejemplares regalaba a sus clientes y amigos el dia del Libro. Me enteré del tema a través de Bookcrossing, les envié un email y nos hicieron llegar unos cuantos ejemplares.
Pero es así, tal cual.

escritor1 dijo...

Nada, nada, todos de acuerdo. Cuando un libro no se venda, vale más quemar al autor. Eso que nos ahorramos de cara al futuro. De todas formas, pienso que el formato papel "debería" tener sus días contados. El e-book, que no acaba de cuajar, es mucho más interesante y permite almacenar sin esfuerzo. ¿Opiniones?

Suskiin dijo...

A mi no me gustan demasiado los ebooks, prefiero los libros de toda la vida, aunque ocupen más espacio. Aún no han inventado el lector de e-books que sea bueno-bonito-barato y para todos los bolsillos, y por un euro puedes tener una gran obra para leer debajo de un pino (sin procesionarias) si así te apetece. Y es que a mi cada vez que veo a un señor con el palm y el lapicito, con el meñique tieso (anda, igual es un invasor y yo sin enterarme) me pongo de los nervios, así que no me veo con un cacharrito de esos pasando las paginitas con mi micro-lapicito tactil. Pos va a ser que no.
Si quemaramos al autor cada vez que un libro no se vende, vaya escabechina :-)

Anónimo dijo...

Yo de momento me quedo con el libro de toda la vida, soy muy tradicional, aunque reconozco que no he leído ningún ebook.
Sonia no cambia el olor a libro viejo por nada, que lo sé yo.

escritor1 dijo...

Dije e-books porque no conozco la palabra tésnica al uso. Exite una especie de hoja translúcida que se dobla y todo. Al parecer en su interior hay algo que denominaremos "tinta inteligente", la cual va cambiando de forma cuando le damos al botoncito de pasar página. Es lo más parecido a un loibro... aunque no huele a viejo. Para eso se venden adjuntos unos calzoncillos de los autores, que Sonia no sufra. ;-D

Anónimo dijo...

Pues lo cierto es que no entiendo muy bien eso de quemar libros. Soy editora y, aparte de que me parecería de muy mal gusto para con el autor, me fastidiaría sobremanera ver tanto trabajo y dinero echado a la hoguera (o a la máquina de reciclaje). Simplemente se regalan a amigos o se donan, ¡anda que no hay ONGs que los necesitan!

escritor1 dijo...

¡Te saludo Charlotte! Tienes toda la razón y sólo quiero decir dos cosas. Una: tú has elegido ser editora por amor (ejem, a los libros entre otras cosas, jejeje) y eso se nota. No es lo mismo para editores donde todo se mide con un sólo libro: el de cuentas de resultados.
Segunda cosa: ya puestos, ¿dónde te mando mi dire para cuando comienzes a repartir libros gratis, ein? ;-D

Anónimo dijo...

Jaja, seguro que ya los tienes todos :P

Y entiendo lo que quieres decir, puede haber editores que son más bien inversores; personas a las que les da igual trabajar con libros que con pescado o teléfonos móviles. De todas maneras, tal como está el mundillo, me temo que de esos hay pocos, que la producción de libros no es exactamente lo más rentable del mercado ;)

escritor1 dijo...

Muchas veces las editoriales (las graaaaandes, graaaaaandes, ey) ganan dinero con aspectos laterales a la edición en sí. Son holdings donde editar libros es un valor añadido, casi la parte superflua del tinglado. Fijémonos por ejemplo que los negocios seguros están en la venta de libros de texto, donde los compradores (estudiantes y padres) están obligados a pasar por caja. Otro negocio está en la mal llamada literatura juvenil e infantil, cuando institutos y colegios "recomiendan" la compra de ciertos volúmenes para trabajar en clase. Negocio seguro para editoriales tipo EDEBE, Santillana, etc. etc. Y es que aquí sólo hay negocio cuando se crea una obligación hacia la compra del producto. O sea, que SÍ es rentable la venta de libros.... según para quién.