Capitulaciones del intelecto

Desde el momento en que cogí su libro me caí al suelo rodando de risa. Algún día espero leerlo.

Groucho Marx.

lunes, abril 17, 2006

Sharon Stone y los mosquitos

Me cuentan una historia increíble. ¿Alguien se acuerda del show de Davos, hace más o menos un año? Allí el presidente de Tanzania explicó a la nutrida concurrencia que cerca de un millón de niños morían al año de malaria por no tener mosquiteras. La actriz Sharon Stone, que estaba entre los asistentes, se levantó y con lágrimas en los ojos donó diez mil dólares para la compra de las dichosas mosquiteras, animando a todos a secundarla. Al instante los multimillonarios de la sala se le unieron y, en menos que canta un gallo, se recaudó un millon de dólares. ¡Aleluya, viva la solidarirada humana! ¡Viva Sharon Stone y su generosidad no sólo física!
Segunda parte: Pasado el efecto Y Yo Más Que Tú, Tururú, los multimillonarios se desinflan y "donde dije digo, digo Diego". Del famoso millón se pasan a unos doscientos cincuenta mil dólares, una cuarta parte de lo prometido. Pero la volcánica Sharon Stone insiste y pide a Unicef que done los setecientos cincuenta mil dólares restantes para las mosquiteras. Y Unicef, faltaría más, va y los dona.
La pregunta del millón (nunca mejor dicho): ¿qué pasó con las mosquiteras? Ni zorra idea, oiga. Muchas se perdieron en la aduana, otras se revendieron por productos de primera necesidad, porque tal vez los mosquitos piquen mucho pero mejor es tener leche y otros alimentos para saciar el hambre. Otras se reconvertieron en redes de pescar y otras, las que sí llegaron, no es que sirvieran de mucho al no ser bien utilizadas. Los niños tanzanos no acostumbran a gozar del lujo de una cama y de noche se quitan las mosquiteras por culpa del calor. Así pues: ¿cuántas vidas se salvaron de la malaria gracias a las mosquiteras? Mucho me temo que no muchas.
¿A qué estaban destinados los tres cuartos de millón de Unicef que fueron desviados, con la mejor de las intenciones, hacia la absurda compra de mosquiteras? ¿Tal vez a paliar los casos de diarrea infantil, de los que no uno sino dos millones de niños mueren al año? ¿Acaso es la señora Stone, con toda la buena intención del mundo que se quiera, la más indicada para decidir en qué se ha de gastar el dinero de Unicef? ¿Y esos millonarios que a última hora se arrepintieron y no pagaron o pagaron menos por las mosquiteras?
Me cuentan también que cuando lo del tsunami asiático (200.000 muertos) los famosos de todo el mundo se volcaron en ayuda para los damnificados. Muy conmovedor. Pero en el mismo periodo las ONG notaron un descenso brutal de las contribuciones de ayuda hacia Africa, donde también mueren doscientos mil niños... cada diez días.
Los ricos y famosos suelen destinar su ayuda a las causas que tienen eco social. Aún con las mejores intenciones, no lo dudemos, el resultado es un fiasco. Muchas veces la ayuda al desarrollo de un país o una región sólo consigue aumentar la corrupción imperante. ¿Nadie recuerda cómo se forró el dictador Somoza a consecuencia de la ayuda internacional por el terremoto de Nicaragua?
Mal vamos cuando es la señora Sharon Stone (o cualquier otro famoso) quien decide cuándo y cómo hay que gastar el dinero de la Unicef. Se requiere un sistema más eficaz con prioridades serias, lejos del glamour y del capricho de los ricos y famosos. Tal vez nadie les ha dicho que esto no es una película, que no se trata de ser caritativo, que es obligatorio ser solidario. Que paguen y callen, como los demás.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Identificar el nombre de Sharon Stone en el artículo, es todo un reclamo (al menos para mí)aunque no se escriba en negrita.

¡Cómo echaba de menos estos articulos, amic! Seguiré visitando el blog y, no sólo eso: leeré los artículos con sumo gusto.

escritor1 dijo...

Por eso lo he puesto, jejeje. Que Sharon Stone es un pedazo de reclamo, con o sin mosquitera. Vamos, si el protagonista de la anécdota hubiera sido Chiquito de la Calzada como que no me hubiera interesado tanto...
¿Por qué será?
Y ahora en serio, es una lástima. Que la cosa se las trae.

Anónimo dijo...

Mosquiteras aparte, sí es cierto que muchos de los fondos recaudados para ONGs varias nunca se saben donde acaban, y aunque se le intente seguir la pista lo único que descubres es que sólo una parte llega a su destino, y eso hace que mucha gente sea reácea a cooperar.
Muchos de los famosos contribuyen porque así se lo indican sus representantes, además les sirve para desgravarse algo en Hacienda. ¿Qué los hay solidarios de verdad? Son famosos pero hay de todo en la Viña del Señor. Pero como bien has dicho, si de verdad se interesan no desviarían las cantidades que habitualmente destinan a estas causas por las que tienen más eco social, simplemente aumentarían sus aportaciones.

escritor1 dijo...

Amigo Rafa: Aquí en la tele catalana ("30 minuts") emitieron no ha mucho un sobrecogedor reportaje sobre el dinerín que la gente de buena voluntad enviaba para apadrinar niños en Africa. Dantesco. Repito: Dan-tes-co. El pobre chaval que recibía un bloc y un bolígrafo era afortunado... y escaso. La ONG Ayuda en Acción (creo que era ésta) puso el grito en el cielo porque muchos colaboradores se borraron al saber que sus contribuciones se perdían en el limbo. Pero hasta día de hoy nadie ha aclarado a dónde c*j*n*s fue a parar el dinero. Eso es lo malo, que los mecanismos internacionales no funcionan y siempre hay vivales que chupan del bote. Una pena a la que habría que ponerle remedio.