Capitulaciones del intelecto

Desde el momento en que cogí su libro me caí al suelo rodando de risa. Algún día espero leerlo.

Groucho Marx.

viernes, mayo 05, 2006

Cuando los números sienten


Se me ha ocurrido que, si Nitecuento todavía estuviera en activo, yo ahora mismo estaría escribiendo una de mis sempiternas necrológicas. Motivo sin duda lo hay: hace pocos días que ha muerto John Kenneth Galbraith.
Que nadie se alarme, no voy a caer en mis viejos errores. Pero así y todo no puedo dejar de escribir sobre su persona. Para mí al menos, decir Galbraith ha sido sinónimo de economía social, entrañable y próxima. Muy en las antípodas de la mayoría de economistas, tan conservadores y/o tan indescifrables (Samuelson será muy premio nobel, pero duerme a las ovejas). Los libros de este canadiense reciclado en estadounidense (?) siempre me han parecido amenos y explicativos, ponían el dedo en la llaga. Tal vez se deba a que he conectado muy bien con él, dado que ideológicamente el hombre estaba más cercano al socialismo tal y como se entiende en Europa. Fue un liberal americano, que ya es mucho decir, y no dudó en atacar a fondo el capitalismo imperante en EE.UU., siendo extremadamente crítico con la doctrina económica de la época Reagan y ese neo capitalismo salvaje que nos inunda. Puede haber quien crea que todo eso sea poco, que la economía es una simple ciencia sin uso práctico en la vida real y en la política. Sólo un detalle significativo: la penosa y destructiva administración Nixon tuvo sus cimientos en el verdadero cerebro gris de la economía: el ultra conservador Milton Friedman. ¡Menudo pájaro! Entre otras lindezas este hombre apostaba por el desmantelamiento de la seguridad social y el final de la "tutela del Estado". El Chile de Pinochet sirvió de prueba-piloto, mostrando la demencial absurdidad de sus conclusiones. Eso sí, Friedman también tuvo su premio nobel, cosa que siempre le estuvo negada a Galbraith.
Una prueba evidente que ser alguien con sentido común y decir las verdades a los poderosos nunca te hace ganar premios.
Pero desde mi humildad yo le brindo uno a Galbraith: mi reconocimiento como hombre justo y honrado, un divulgador ameno que logró convertir la economía en algo inteligible para el resto de los mortales.
Tal vez, como le acusan sus detractores más acérrimos, no fue lo que se dice un pensador original. Pero en los tiempos que corren uno ya se conforma simplemente con pensar.
Que no nos lo ponen tan fácil.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues siento decir que hasta que no he leído este post no tenía ni idea de quien era ese buen señor.
A mí, la única economía que me interesa es la familiar, y la llevo así así (viendo mis manos se entiende mejor), pero seguro que desde donde esté te agradece tus palabras :-)

escritor1 dijo...

Bueno, yo tampoco he tenido el gusto, jejeje. Pero me he leído algún libraco suyo y se entiende bastante bien. Incluso se agradece su espíritu crítico "dentro de un orden" del capitalismo a ultranza. Aunque el hombre era liberal, es decir que creía en la economía de mercado, también comprendía que el Estado ha de controlar/vigilar mínimamente dicho mercado para evitar desmanes.
Y ya puestos, lo mejor de la economía familiar es no llevarla así asá (mira mis manos, majete). Yo dejo que sea Clara quien la lleve, y me apuesto lo-que-sea a que tú lo dejas en manos de Sonia. ¿Me equivoco?

Anónimo dijo...

Para nada, yo dejo que Sonia la maneje e intente ahorrar, y mientras yo voy gastándolo todo ;-)

escritor1 dijo...

Ese es el truco, jejeje. Luego, si no hay ahorros es porque ellas no saben... ;-D