Cautivo y desarmado el Inconformismo, las fuerzas de la Uniformidad han alcanzado sus últimos objetivos.
Capitulaciones del intelecto
Desde el momento en que cogí su libro me caí al suelo rodando de risa. Algún día espero leerlo.
Groucho Marx.
Groucho Marx.
sábado, mayo 27, 2006
La sombra del vampiro
En este mundo cambiante de hoy en día ya nada resulta ser como era. Que se lo pregunten por ejemplo al espíritu del pobre Drácula, quien acaba de quedarse sin castillo.
Por si alguien lo ignora, hace años que funciona en Rumanía una especie de Port Aventura para turistas, pero con un toque de genuino sabor autóctono. Nada que ver con el engendro de Salou ni con la horripilancia de esa cosa llamada EuroDisney en París... ni mucho menos con otras tierras míticas donde sobrevuelan (y hasta se cagan) las gaviotas. El castillo de Bran, así se llama el lugar, pasa por ser la "residencia oficial" del conde Drácula, ahí es nada.
No es mi intención mofarme de una forma tan rentable de atraer turismo y divisas a un país y a una zona tan depauperadas. Un promedio de 400.000 visitantes al año dejan sus buenos dinerines visitando el curioso museo, lo cual es señal de su éxito. Enhorabuena al Estado rumano y a los más de seis mil habitantes del pueblo, quienes han desarrollado un medio de vida gracias a semejante leyenda.
Según los documentos oficiales existentes, el castillo en cuestión fue construido en 1378 a partir de una fortaleza teutónica y no era el castillo auténtico del famoso Vlad. En 1920 fue regalado por la ciudad de Brasov a la entonces reina María en agradecimiento por sus obras caritativas. Me conozco, así pues no comentaré lo que semejante dato me produce, se me saltaría la lengua y pretendo ser moderado. Interesante que los monarcas acepten semejantes regalitos en contrapartida a su regia caridad. ¡Viva! Queda pues fehacientemente demostrado que a partir de entonces la fortaleza fue patrimonio de tan augusta monarquia.
No obstante, al estallar la Segunda Guerra Mundial, la familia real rumana huyó por piernas. Vale más ser monarca en exilio dorado que caer en manos del populacho por muchas obras de caridad que uno haya hecho, digo yo. Después de la guerra se instauró un régimen comunista con el dictador Ceaucescu a la cabeza, lo cual no mejoró mucho el nivel de vida de los pobres rumanos. Muerto tan siniestro personaje, el castillo en cuestión pasó de ser un museo a convertirse en esta especie de parque de atracciones que tan buenos dividendos produce a las arcas del Estado.
¡Pero amigo, la liberalización democrática ha llegado! Ahora nos ha salido un descendiente de sangre real que reclama la posesión del castillo. Semejante personaje responde al rimbombante nombre de Dominc de Habsburgo, y para más inri resulta ser un arquitecto de Nueva York. Por supuesto, tras una batalla legal, ha ganado el derecho a ser propietario del lugar. Durante tres años deberá dejar que siga siendo utilizado como museo. Tras dicho periodo podrá venderlo de nuevo al Estado rumano por la módica cantidad de unos 25 millones de euros. ¡Menudo negocio!
Ahora compruebo cómo hay que ser de sangre noble para que te "devuelvan" castillos. Si algún sonado reivindicara cualquier posesión rumana, basándose en ser pariente de Ceaucescu, seguro que le correrían a gorrazos. Pero si tienes (o dices tener) sangre azul, ningún problema. Mucha gente está todavía esperando que les devuelvan las pertenecias que el gobierno del dictador les arrebató. El castillo, cual veloz corcel, les ha tomado la delantera. Nuestro arquitecto real podrá dormir tranquilo, sabedor que las obras caritativas de su abuela han fructificado. Mira qué bien. Ahora la industria turística creada en Bran reposará en manos privadas y sus beneficios no caerán en las arcas del Estado. Fenómeno.
Confieso que yo no creía en la autenticidad de semejante montaje. Siempre sospeché que lo del castillo de Drácula era una leyenda para atraer turistas y nada más. Pero después de esta noticia he cambiado de opinión, convirtiéndome en un fiel creyente. Ahora sé que todo es verdad. Aunque de una forma más refinada, en ese castillo hoy en día se sigue chupando la sangre de la gente.
En sus murallas todavía aletea la sombra del vampiro.
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13 comentarios:
Dicen que la sombra del vampiro es alargada, tanto que ha llegado hasta NY. Lástima que con mi regio apellido no puedo hacerme pasar por una descendiente directa de nadie, jolín, que lástima. Aunque mi sangre sea tan azul como la del que más :-D
En fin, los de Bran tendrán que ahorrar para comprar luego el castillo, así que imagino que la entrada al castillo-museo se va a encarecer y yo que quería ir un día de estos cuando me toque la primi!
Por cierto, te estás superando. Con semejante vampiro no hay mujer que se resista a ser mordida, jajajajaja!
Ej que hay gente que más que sangre azul, lo que tiene en las venas es tinta de boli.
Yyyyyy, ¿a que es chuli el vampirito de la foto, ein? Sólo toma sangre rica en fibras y con omega 3, juas, juas, juas.
Lo dicho: te superas a ti mismo día a día. Al final te tendremos que dar un premio a fotochopero con chopper de primera.
Los hay con tinta de boli y con horchata, no me cabe duda. Pero la mía es bien azul, aunque no sé porqué cuando me pincho sale roja. Debe ser por la contaminación.
O porque eres una izquierdosa cosa mala, jejeje.
Pues igual! Mira no lo había pensado yo!
Y a mí que me resultaba evidente leyendo los temas de tu blog, así como la forma de enfocarlos...
Vamos, ni por asomo te hacía a ti del Ku-Klux-Klan por ejemplo. ;-D
Jodó, cierto, qué vampiro tan atractivo, oye. :-P
Vaya, ¿así que mis temas dan una imagen mía izquierdosa?
Por cierto, estoy con Pily, que el vampiro es atractivo que se las trae. Jejejeje.
¡Pff! Los he visto mejores.
¿Síiiiiiiii? Mira que lo dudo. ;-P
Calla, Pily, jejejeje, que al final le sacaremos los colores y mira que para eso tiene que sorber un poco de rica sangre de piña (ya se sabe que los vampiros de natural son blanquitos).
Sólo dos cosas:
1- Lo mismo me hago un póster gigante dado el éxito que parece tener la foto de marras... ;-D
2- No sé qué es lo que he hecho para que Dos Hermosas Mujeres, Dos (como dirían en los toros) me tomen el pelo de semejante manera. ¡Qué cruz!
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